Desafíos de la Fiscalía en Latinoamérica: Lecciones de México y Colombia

CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO – Desde hace décadas, las reformas a la justicia penal en Latinoamérica han buscado reducir la impunidad, proteger la integridad física de la población y garantizar los derechos fundamentales. Sin embargo, el éxito de estas reformas ha estado condicionado a la independencia judicial y del Ministerio Público, algo que en México ha sido un reto persistente.

En México, la elección de jueces y el proceso de selección del fiscal general no han asegurado la independencia deseada. Ernestina Godoy, la nueva fiscal, enfrenta desafíos que van más allá de la independencia de la Fiscalía frente a la Presidencia. A pesar de lo que establece la Constitución, la realidad muestra que esta independencia está determinada por la voluntad política del Ejecutivo y los costos políticos de no permitir que la Fiscalía opere de manera autónoma.

Independencia Judicial: El Caso de Colombia

Colombia ofrece un interesante contrapunto. Allí, la Fiscalía ha logrado enjuiciar a presidentes, ministros y legisladores de alto nivel. Gustavo de Greiff, el primer fiscal general colombiano tras la Constitución de 1991, se convirtió en un símbolo de autonomía judicial. Defendió posturas propias, como la necesidad de replantear la política antidrogas, a pesar de las presiones internacionales, especialmente de Estados Unidos.

El siguiente fiscal, Alfonso Valdivieso, llevó a cabo el *Proceso 8.000*, investigando la entrada de dineros del cartel de Cali en la campaña presidencial de Ernesto Samper. Este proceso resultó en el enjuiciamiento y condena de altos funcionarios, reforzando la percepción de una justicia independiente en Colombia.

Comparaciones y Lecciones para México

La experiencia colombiana muestra que la independencia del Ministerio Público no solo depende de la estructura legal, sino también de la voluntad política y del apoyo internacional. En Colombia, la Fiscalía investigó a más de 130 congresistas por vínculos con grupos paramilitares, demostrando un nivel de independencia que parece inalcanzable en México.

“La independencia judicial es un mito jurídico en México. En papel se ve muy bonito; en la realidad, depende de la voluntad del Ejecutivo.”

En México, la Fiscalía enfrenta la presión de un sistema político que históricamente ha buscado controlar las instituciones judiciales. La falta de independencia ha sido un obstáculo para enfrentar eficazmente a las organizaciones criminales y la corrupción.

El Camino a Seguir

Para que México pueda avanzar hacia una justicia más independiente, es necesario aprender de las experiencias de países como Colombia. Esto implica no solo reformas legales, sino también un cambio en la cultura política que permita a la Fiscalía operar con autonomía real. La cooperación internacional y el apoyo de organismos multilaterales podrían ser cruciales en este proceso.

En la próxima entrega, exploraremos cómo las lecciones de Colombia y Estados Unidos, especialmente en el contexto del “Mundo según Trump”, pueden ofrecer soluciones para fortalecer la independencia judicial en México.