El azúcar añadida y su impacto en la salud cardiovascular

CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO – El consumo de azúcar añadida, presente en una amplia variedad de productos cotidianos, ha sido identificado por expertos como un factor de riesgo significativo para la salud cardiovascular. Según especialistas de Verywell Health y Harvard Health, el exceso de este ingrediente en la dieta diaria está vinculado al aumento de colesterol y al riesgo de enfermedades cardíacas.

Lejos de ser una advertencia exagerada, la ciencia respalda estas afirmaciones. Estudios recientes, como uno publicado en la revista Nutrients, han demostrado una relación directa entre el consumo elevado de azúcares añadidos y alteraciones en el perfil lipídico. Este estudio concluye que el consumo excesivo de sacarosa y jarabe de maíz de alta fructosa, comunes en refrescos y alimentos industrializados, incrementa el colesterol total, eleva las concentraciones de lipoproteínas de baja densidad (LDL, conocido como “colesterol malo”) y triglicéridos, mientras reduce el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL, o “colesterol bueno”).

El impacto del azúcar en el cuerpo

El colesterol es una sustancia esencial para el organismo, necesaria para la integridad de las membranas celulares y la síntesis de hormonas esteroides, ácidos biliares y vitamina D. Sin embargo, no todos los tipos de colesterol son iguales. La lipoproteína de alta densidad (HDL) protege el corazón al transportar grasas hacia el hígado para su eliminación, mientras que la lipoproteína de baja densidad (LDL) distribuye estas grasas hacia otros tejidos, lo que puede promover la formación de placas y aumentar el riesgo de aterosclerosis, hipertensión e infartos.

El exceso de azúcar añadida, presente en productos como refrescos, productos de panadería y dulces, se asocia directamente con el aumento del colesterol total, LDL y triglicéridos, además de reducir los niveles de HDL. Esta combinación favorece la acumulación de grasa en las arterias y multiplica hasta por tres el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.

Recomendaciones para reducir el riesgo

Para mitigar estos riesgos, las recomendaciones oficiales establecen que los azúcares añadidos no deben superar el 10% de las calorías diarias, lo que equivale a doce cucharaditas. La Asociación Estadounidense del Corazón aconseja un máximo del 6% en una dieta de 2,000 calorías, lo que equivale a siete cucharaditas.

Es crucial distinguir entre los azúcares añadidos, presentes en edulcorantes, jarabes, miel, jugos y productos manufacturados, y los azúcares naturales de frutas, verduras o leche, que no están sujetos a estas restricciones. Entre las principales fuentes de azúcar añadida se encuentran las bebidas azucaradas, cereales, productos horneados y dulces.

Para cuidar la salud cardiovascular, los especialistas recomiendan leer etiquetas, elegir agua en lugar de refrescos, controlar las porciones y privilegiar alimentos frescos. Consultar con un profesional de la salud puede proporcionar orientación personalizada y eficaz.

Adoptar hábitos saludables

Adoptar pequeños cambios en el estilo de vida puede marcar una gran diferencia en la prevención de enfermedades relacionadas con el azúcar y el colesterol. Reducir el consumo de bebidas azucaradas y reemplazarlas por agua, infusiones sin azúcar o agua saborizada naturalmente es una de las acciones más efectivas.

Optar por meriendas y postres a base de frutas frescas en lugar de productos industrializados, así como preparar más comidas en casa, ofrece mayor control sobre los ingredientes y ayuda a evitar el exceso de azúcar invisible en la dieta.

En conclusión, el azúcar añadida, a menudo considerada inofensiva, puede tener consecuencias significativas para la salud cardiovascular. Con la información y las recomendaciones adecuadas, es posible tomar medidas para reducir su consumo y proteger el corazón.