sáb. Sep 13th, 2025

NUEVA YORK, EE.UU. – A los 36 años, Tiler Peck se erige como la bailarina principal con más ballets interpretados en la historia del New York City Ballet. Este logro es excepcional en una disciplina donde la longevidad profesional es inusual. Peck ha superado dos lesiones graves que amenazaron con truncar su carrera, consolidándose como una figura inspiradora dentro y fuera del escenario.

En una entrevista con Business Insider, Peck reflexionó sobre su resiliencia, disciplina y pasión, factores claves para permanecer dos décadas en la élite del ballet estadounidense. “Seis médicos me dijeron que nunca volvería a bailar”, confesó Peck, recordando su lucha contra una hernia cervical en 2019 que casi la dejó paralizada.

Una carrera marcada por la perseverancia

El vínculo de Peck con el ballet comenzó en su infancia, cuando su padre la llevó a ver El Cascanueces en el Lincoln Center. “Le dije: ‘Papá, algún día voy a bailar en ese escenario’”, recordó. Un año después, ingresó a la academia del New York City Ballet y, con solo quince años, consiguió un puesto como aprendiz, una hazaña poco común en una compañía donde ahora se exige un mínimo de dieciocho años para ingresar.

A los dieciséis años, Peck ya ensayaba roles principales. Sin embargo, su ascenso no fue sin obstáculos. En su adolescencia, una fractura por estrés en la espalda baja la apartó de los escenarios durante seis meses. “Recuerdo entrar a la oficina con una lágrima y decir: ‘Estoy lesionada, voy a tener que parar un tiempo’”, compartió Peck.

El sonido de la superación

Antes de cada función, Peck sigue una estricta rutina que incluye golpear sus zapatillas en un lugar específico y comenzar a alistarse dos horas antes de salir al escenario. “Soy un poco supersticiosa con eso”, comentó. Este ritual, que incluye la selección y costura de las zapatillas y un almuerzo de mantequilla de maní y plátano, ayuda a mantener su concentración y calma frente a la exigencia del escenario.

Peck ha protagonizado más de 111 ballets, incluyendo títulos emblemáticos como La Bella Durmiente y El Lago de los Cisnes. Su capacidad para transmitir emociones a través del movimiento la ha convertido en una referente internacional. “Todo el mundo habla de mi musicalidad, pero es algo que me enseñaron desde pequeña”, afirmó.

Más allá del escenario

Fuera del escenario, Peck ha diversificado sus actividades. Comparte ensayos y su vida cotidiana en redes sociales, colabora con marcas y celebridades, lanzó una línea de mallas para ballet, diseñó mochilas y publicó dos libros, con un tercero en preparación. “He tenido que enfocarme en otras pasiones para poder vivir en Nueva York de manera realista”, explicó.

En su vida personal, el ballet sigue presente: su esposo, Roman Mejia, es bailarín principal y compañero frecuente en escena. “Escuchamos la música de la misma manera, es muy agradable bailar juntos”, comentó.

El futuro de Tiler Peck

En los últimos años, Peck se ha dedicado a la coreografía y es la única bailarina principal de la compañía con esa función. Su estreno con Concerto for Two Pianos la situó entre las 25 mujeres que han creado ballets para la compañía. “No puedo decir cuál de las dos cosas me gusta más. Como bailarina, das vida a las ideas de otros; como coreógrafa, ves cómo tus ideas cobran vida en otros”, afirmó.

La vida de Peck está marcada por rutinas y supersticiones. Utiliza zapatillas de diferentes tallas en cada pie desde su primera lesión y selecciona con cuidado cuál usará cada noche. Antes de ingresar al escenario, prueba el sonido de las zapatillas para asegurarse de mantener la magia del ballet.

El camino de Tiler Peck es un testimonio de resiliencia y pasión, inspirando a futuras generaciones de bailarines a perseguir sus sueños sin importar los obstáculos. Su historia es un recordatorio de que, con determinación y amor por el arte, se pueden superar incluso los pronósticos más desalentadores.