jue. Ago 7th, 2025

BUENOS AIRES, ARGENTINA – Los pensamientos persistentes sobre la comida, conocidos como “ruido alimentario”, están dificultando el control del peso corporal y afectando la salud mental, según advierten expertos. Este fenómeno, que ha captado la atención de la comunidad científica, se manifiesta como una preocupación constante y a veces obsesiva por la comida, convirtiéndose en una barrera significativa para quienes intentan mantener hábitos saludables.

Investigaciones citadas por Science Focus y especialistas de la Cleveland Clinic sugieren que este fenómeno puede deteriorar el bienestar y complicar la toma de decisiones relacionadas con una alimentación adecuada. Factores hormonales y estímulos externos, como la publicidad y los alimentos ultraprocesados, refuerzan el ciclo de antojos, exacerbando el problema.

Diferencias entre antojos comunes y ruido alimentario

A diferencia de un simple antojo, el “ruido alimentario” se caracteriza por una corriente ininterrumpida de pensamientos sobre comida, lo que puede restar calidad de vida y dificultar la elección de alimentos saludables. Daisuke Hayashi, investigador de la Universidad Estatal de Pensilvania, explica que muchas personas perciben este fenómeno como una fuente de sufrimiento innecesario.

“La experiencia de convivir con ‘ruido alimentario’ se traduce en una sensación de hambre continua, incluso después de comer”, señala la endocrinóloga Reena Bose de la Cleveland Clinic.

Este enfoque constante en la comida puede llevar a un consumo excesivo de calorías, aumentando el riesgo de obesidad y otras enfermedades asociadas.

Causas hormonales y estímulos externos

Las causas del “ruido alimentario” son variadas, abarcando factores internos y externos. Las hormonas del hambre pueden desencadenar pensamientos alimentarios, mientras que estímulos externos, como la publicidad y las imágenes en redes sociales, activan el deseo de comer en ausencia de necesidad fisiológica.

La doctora Bose explica que los alimentos ultraprocesados, como dulces y comida rápida, estimulan el sistema de recompensa cerebral, reforzando el ciclo de antojos y dificultando el control del apetito.

Riesgos para la salud y estrategias para reducir el ruido alimentario

Esta combinación de factores transforma al “ruido alimentario” en un obstáculo para mantener un peso saludable. La sensación de hambre constante puede derivar en porciones mayores y contribuir al desarrollo de obesidad, con consecuencias como apnea del sueño y hipertensión arterial.

Para enfrentar este desafío, los especialistas sugieren adoptar una alimentación saludable y planificada. Limitar los alimentos ultraprocesados y preparar comidas con antelación son estrategias clave. Tener frutas y verduras listas para consumir y mantener los refrigerios poco saludables fuera de la vista puede facilitar opciones más nutritivas.

Importancia de la organización alimenticia

Organizar las comidas y mantener horarios regulares es crucial. La doctora Bose observa que los hábitos alimentarios desordenados, como saltarse comidas, favorecen una desaceleración del metabolismo y dificultan la actividad física. Seguir una rutina regular de comidas ayuda a regular la energía y facilita el ejercicio, esencial para la gestión del peso.

Control emocional y seguimiento profesional

El control del estrés y el cuidado del sueño son fundamentales. El estrés cotidiano puede inducir decisiones poco saludables en la alimentación, por lo que buscar apoyo psicológico o practicar actividades relajantes contribuye a mejorar el control. Dormir adecuadamente también ayuda a sostener hábitos saludables, ya que la fatiga incrementa la búsqueda de alimentos ultraprocesados.

En los últimos años, medicamentos como la semaglutida han cobrado relevancia como herramienta para el control del apetito y la obesidad. Estos fármacos actúan sobre receptores que promueven la liberación de la hormona GLP-1, reduciendo el hambre y el deseo de comer.

“Quienes utilizan semaglutida suelen notar mayor saciedad y una disminución de los pensamientos sobre comida. Sin embargo, este efecto es temporal”, advierte la doctora Bose.

Por ello, subraya la necesidad de acompañar cualquier tratamiento farmacológico con cambios sostenidos en el estilo de vida.

Importancia de un abordaje integral

Dada la complejidad del “ruido alimentario” y su impacto, los expertos aconsejan buscar orientación profesional. Consultar con un médico de atención primaria permite acceder a un equipo multidisciplinario compuesto por especialistas en obesidad, nutricionistas, fisioterapeutas y psicólogos, quienes pueden desarrollar un plan personalizado para controlar el peso corporal.

En conclusión, el “ruido alimentario” representa un desafío creciente en la sociedad actual, donde los estímulos externos son constantes. Abordar este fenómeno desde una perspectiva integral y con el apoyo de profesionales de la salud es clave para mitigar sus efectos y promover un bienestar duradero.