Rayos de baja intensidad: una amenaza subestimada para los bosques

BEIJING, CHINA – Un reciente estudio del Instituto de Física Atmosférica de la Academia China de Ciencias ha revelado que incluso los rayos de baja intensidad pueden ser responsables de desencadenar incendios forestales devastadores. Publicado en la prestigiosa revista Science, el informe desafía la percepción convencional de que solo los rayos intensos durante tormentas eléctricas maduras son peligrosos.

El estudio, encabezado por el profesor Yong Xue, destaca que los rayos menos potentes, que ocurren en las etapas iniciales de una tormenta, también pueden provocar incendios mortales. Un ejemplo trágico de esto fue el incendio ocurrido en 2019 en MuLi, una región remota del suroeste de China, que resultó en la muerte de treinta personas.

Un cambio en la comprensión de los incendios por rayos

Tradicionalmente, se creía que los incendios forestales causados por rayos eran el resultado de descargas eléctricas intensas durante la fase madura de las tormentas. Sin embargo, el trabajo de Xue y su equipo sugiere que los rayos tempranos, aunque de menor intensidad, pueden ser igualmente peligrosos debido a condiciones atmosféricas específicas como la baja humedad, la escasez de precipitaciones y los fuertes vientos.

El incendio en MuLi comenzó el 30 de marzo de 2019, cuando un rayo de baja intensidad impactó en un árbol en un bosque de coníferas. La compleja geografía de la región y la falta de acceso dificultaron los esfuerzos de extinción, exacerbados por cambios bruscos en la dirección y velocidad del viento.

Condiciones atmosféricas y vulnerabilidad

Durante el evento en MuLi, la humedad relativa descendió al 30%, no se registraron lluvias y los vientos, aunque más débiles que en horas anteriores, seguían siendo significativos. El seguimiento satelital permitió reconstruir el desarrollo de la tormenta, confirmando que el incendio se originó en el borde de una nube en crecimiento, donde corrientes descendentes arrastraron aire seco hacia el suelo.

La vegetación predominante en la región, compuesta mayormente por coníferas ricas en resinas inflamables, junto con la escasez de caminos y el terreno accidentado, complicó tanto la detección temprana como el combate del fuego. Además, la altitud de MuLi, situada a 3.800 metros, y su clima monzónico subtropical contribuyeron a su vulnerabilidad ante los incendios forestales.

El papel de la polaridad de los rayos

El estudio también examinó la polaridad de los rayos en la ignición de incendios. En América del Norte, los incendios forestales suelen asociarse con rayos de polaridad positiva. Sin embargo, en el caso de MuLi, predominó la polaridad negativa durante los eventos de 2019.

En el incendio de marzo, solo se registró un rayo positivo, que fue poco intenso y distante del foco de ignición. En contraste, los rayos negativos se concentraron en el tiempo y el espacio con el inicio del fuego. Un segundo incendio en junio del mismo año mostró una tendencia similar, con la mayoría de los rayos detectados siendo negativos.

Según el equipo científico, “bajo las condiciones específicas de MuLi, los rayos negativos pueden tener un mayor potencial de ignición en comparación con los positivos”. Sin embargo, advirtieron que se necesita más investigación para confirmar esta tendencia en diferentes regiones y contextos.

Implicaciones para la prevención de incendios

El informe subraya la importancia de integrar factores meteorológicos como la humedad, el viento y la precipitación en los sistemas de alerta temprana y prevención de incendios. Este enfoque podría mejorar significativamente la capacidad de respuesta ante incendios forestales, especialmente en áreas vulnerables como MuLi.

Con el cambio climático aumentando la frecuencia e intensidad de las tormentas, comprender el papel de los rayos de baja intensidad en la ignición de incendios forestales es crucial para desarrollar estrategias efectivas de mitigación y respuesta. La investigación futura deberá centrarse en ampliar la muestra y confirmar estas observaciones en otros contextos geográficos.

Este estudio no solo ofrece una nueva perspectiva sobre los riesgos asociados con los rayos, sino que también destaca la necesidad de adaptar nuestras estrategias de prevención y respuesta a incendios forestales a la luz de estos hallazgos.