Ernestina Godoy asume la FGR: Implicaciones y desafíos

CIUDAD DE MÉXICO – En una decisión que marca un nuevo capítulo en la procuración de justicia en México, el Senado de la República ha designado a Ernestina Godoy Ramos como la nueva titular de la Fiscalía General de la República (FGR). La votación, que se realizó este miércoles 3 de diciembre, concluyó con 97 votos a favor, 19 en contra y 11 nulos, sucediendo a Alejandro Gertz Manero tras su reciente renuncia.

En su discurso de toma de protesta, Godoy enfatizó su compromiso con la erradicación de la impunidad y el fortalecimiento de los derechos humanos. “La procuración de justicia debe consolidarse como uno de los pilares fundamentales del Estado de Derecho”, afirmó, subrayando la importancia de un enfoque que garantice resultados efectivos sin vulnerar los derechos de las personas.

Un mandato de nueve años: sin reelección

Según el artículo 102 de la Constitución y la Ley de la Fiscalía General de la República, Ernestina Godoy ocupará el cargo durante nueve años, hasta diciembre de 2034, sin posibilidad de reelección. Este periodo de mandato largo está diseñado para asegurar la independencia de la Fiscalía, permitiendo una planificación a largo plazo en la lucha contra la impunidad.

Godoy llega al cargo tras haber sido previamente designada como encargada del despacho de la FGR. Su nombramiento fue parte de una terna propuesta por la presidenta Claudia Sheinbaum, que también incluía a Luz María Zarza Delgado y Maribel Bojorges Beltrán, ambas con destacadas trayectorias en el ámbito jurídico.

Principios de gestión y desafíos por delante

En su primer mensaje como fiscal general, Godoy delineó los principios que guiarán su gestión, destacando la importancia de construir una fiscalía autónoma y priorizar la atención a las víctimas. “No fabricaremos culpables ni habrá persecución política, pero desde ahora les digo: tampoco habrá impunidad”, expresó con firmeza.

El compromiso de Godoy incluye una colaboración estrecha con el Gabinete de Seguridad federal y los gobiernos estatales para mejorar las labores de investigación e inteligencia. “Una fiscalía con inteligencia aplicada en cada caso, priorización en delitos de mayor impacto, atención digna e integral a víctimas, respeto a los derechos humanos y coordinación real entre instituciones”, afirmó.

Contexto y análisis: Un cambio necesario

La llegada de Godoy a la FGR se produce en un momento crítico para el sistema de justicia mexicano, que enfrenta desafíos significativos en términos de corrupción y eficacia. Su predecesor, Alejandro Gertz Manero, dejó el cargo en medio de críticas por la falta de avances en casos emblemáticos y una percepción de politización de la fiscalía.

Expertos en justicia han señalado que el éxito de Godoy dependerá en gran medida de su capacidad para implementar reformas estructurales que fortalezcan la independencia de la FGR y mejoren la transparencia en sus procesos. “La sociedad mexicana demanda una fiscalía que actúe con imparcialidad y eficacia, y el reto para Godoy será demostrar que puede liderar ese cambio”, comentó el analista político Javier Martínez.

Mirando hacia el futuro: Cambios esperados

Con el respaldo del Senado y un mandato claro, Ernestina Godoy tiene la oportunidad de redefinir el papel de la FGR en México. Su enfoque en la recolección de evidencia sólida y el uso de análisis de inteligencia promete mejorar la calidad de las investigaciones y asegurar que los culpables sean llevados ante la justicia.

En los próximos meses, se espera que Godoy presente un plan de acción detallado que aborde las principales preocupaciones del sistema de justicia, incluyendo la protección de los derechos humanos y la lucha contra la corrupción. “Donde la justicia no se negocie, por el margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”, puntualizó, dejando claro su compromiso con una gestión transparente y efectiva.

Con un mandato que se extiende hasta 2034, la administración de Godoy podría ser un punto de inflexión para la justicia en México, siempre y cuando logre implementar las reformas necesarias y mantener la confianza del público en la FGR.