MADRID, ESPAÑA – En un verano que se perfila como el peor en tres décadas para los incendios en España, un estudio reciente revela una paradoja inquietante: aunque el área total quemada en el planeta ha disminuido un 26% entre 2002 y 2021, el número de personas expuestas a incendios ha aumentado casi un 40%. Este fenómeno afecta a 7,7 millones de personas en todo el mundo.
El estudio, publicado en la revista Science y liderado por el investigador Seyd Teymoor Seydi, destaca que la creciente proximidad entre incendios y asentamientos humanos ha duplicado la densidad de exposición, es decir, el número de personas expuestas por kilómetro cuadrado quemado. En total, se estima que 440 millones de personas han estado expuestas a incendios forestales durante el periodo estudiado.
África y Europa: dos caras de la exposición al fuego
África lidera el número de personas en riesgo, con un 85,6% del total mundial. Los incendios en las sabanas, tanto naturales como provocados, son cada vez más comunes. En contraste, Europa, Norteamérica y Oceanía, aunque han sido escenario de grandes desastres que han captado la atención internacional, representan menos del 2,5% de las exposiciones globales. Sin embargo, Europa muestra la mayor densidad de exposición: 17,7 personas por kilómetro cuadrado quemado, seguida de África con 11,9.
El crecimiento demográfico y la migración explican el 25% de las exposiciones totales, que alcanzan los 111 millones de personas entre 2002 y 2021. Sin cambios demográficos, la exposición global habría disminuido en paralelo a la reducción del área quemada. Este fenómeno subraya la importancia de la expansión urbana en el aumento de la exposición al fuego.
Implicaciones y medidas preventivas
El profesor Víctor Fernández-García de la Universidad de León señala que el estudio demuestra un aumento global en la exposición al fuego, impulsado principalmente por el crecimiento y redistribución de la población en áreas propensas al fuego.
«El riesgo asociado a los incendios podría estar aumentando aun cuando la actividad del fuego no lo hace», explica Fernández-García. «Esto refuerza la necesidad de medidas preventivas, fundamentalmente de gestión del paisaje».
En Europa, aunque la exposición ha disminuido un 17%, el clima ha propiciado incendios más extremos en zonas más densamente pobladas, situando al continente a la cabeza del ranking de exposición global. En España y la región mediterránea, los incendios intensos representaron un 4,1% del total de exposiciones, seis veces más que la media global de 0,6%.
Críticas y limitaciones del estudio
El estudio no está exento de críticas. Cristina Montiel Molina, catedrática de Análisis Geográfico Regional en la Universidad Complutense de Madrid, cuestiona la metodología:
«Identificar la exposición con las interfaces urbano-forestales es reduccionista. La exposición humana a los incendios es mucho más amplia y no se limita a estos territorios de riesgo», afirma Montiel Molina.
Además, el estudio trata las interfaces urbano-forestales de manera genérica, sin definir claramente el término, y aplica el mismo tratamiento a todos los continentes, ignorando las diferentes dinámicas territoriales.
En conclusión, aunque el área quemada globalmente ha disminuido, la creciente exposición humana a los incendios plantea desafíos significativos. La gestión del paisaje y la planificación urbana serán cruciales para mitigar el riesgo y proteger a las poblaciones vulnerables en el futuro.