CIUDAD DE MÉXICO – El yoga facial se ha convertido en una tendencia creciente dentro de las rutinas de belleza como una alternativa natural para el cuidado de la piel. Sin embargo, la ciencia aún no respalda completamente sus efectos antienvejecimiento, generando un debate sobre su verdadera eficacia.
El interés por el yoga facial responde al deseo de encontrar métodos naturales que promuevan el rejuvenecimiento sin recurrir a procedimientos invasivos. A pesar de su popularidad, las investigaciones científicas no han logrado confirmar que estos ejercicios realmente retrasen el envejecimiento cutáneo.
La ciencia detrás del yoga facial
Según Verywell Health y Harvard Health Publishing, la evidencia sobre la efectividad del yoga facial es limitada. Los estudios existentes, que suelen involucrar muestras pequeñas y presentan limitaciones metodológicas, no permiten asegurar mejoras significativas en la piel.
Un ejemplo de ello es una investigación de veinte semanas realizada con 16 mujeres de mediana edad. Esta mostró mejoras en la plenitud de las zonas media e inferior del rostro, tanto en la evaluación de especialistas como en la percepción de las participantes. La rutina incluyó sesiones diarias de 30 minutos durante las primeras ocho semanas, seguidas de ejercicios cada dos días. A pesar de estos resultados, los autores del estudio aclaran que los cambios son menos evidentes que los generados por tratamientos dermatológicos convencionales como exfoliaciones químicas o rellenos.
Opiniones de expertos y defensores
Los defensores del yoga facial argumentan que esta práctica fortalece los músculos, mejora la circulación sanguínea y ayuda a mantener la posición natural de las almohadillas de grasa facial. La pérdida de estas almohadillas está asociada al envejecimiento, lo que podría explicar los beneficios percibidos.
Verywell Health señala que los ejercicios podrían aportar una apariencia más firme y tonificada, ayudando a mitigar la flacidez facial y el adelgazamiento de los tejidos.
No obstante, estas afirmaciones carecen de un respaldo científico sólido. Algunos expertos advierten que los movimientos faciales intensos podrían incluso favorecer la aparición de arrugas.
Ejercicios recomendados y cómo empezar
Para quienes desean incorporar el yoga facial a su rutina, se recomiendan ejercicios específicos como el “Elevador de cejas”, “Elevador de mejillas” y “Esculpido de mejillas felices”. Estos ejercicios requieren aproximadamente 30 minutos diarios.
- Elevador de cejas: Tres dedos bajo cada ceja, presión ascendente con sonrisa y empuje de las cejas hacia abajo contra los dedos. Mantener veinte segundos y repetir tres veces.
- Elevador de mejillas: Formar una “O” con la boca, cubrir los dientes superiores con el labio, sonreír y colocar los dedos sobre la parte superior de las mejillas.
- Esculpido de mejillas felices: Sonrisa con boca cerrada y labios enrollados hacia afuera, elevar los músculos de las mejillas con las comisuras y empujar los dedos hacia arriba sobre los pómulos.
Para observar cambios, la constancia es clave. Además, se recomienda acompañar la práctica con hábitos saludables como protección solar, una dieta equilibrada y ejercicio físico regular.
Conclusiones y perspectivas futuras
A pesar del entusiasmo por el yoga facial, los supuestos beneficios antienvejecimiento no cuentan con un apoyo científico sólido. Aunque se reconocen ciertas mejoras en la tonicidad muscular facial y la circulación, los efectos suelen ser discretos y no reemplazan los tratamientos dermatológicos convencionales.
En conjunto, el yoga facial se considera una práctica segura para la mayoría de las personas. Quienes decidan probarla pueden hacerlo sin riesgos significativos, siempre que mantengan expectativas realistas sobre los resultados.
En el futuro, se espera que más investigaciones de alta calidad puedan arrojar luz sobre la verdadera eficacia del yoga facial y su lugar dentro de las rutinas de cuidado de la piel.