jue. Ago 14th, 2025

BARCELONA, ESPAÑA – El desprecio por la política se ha convertido en una convicción generalizada en las sociedades occidentales. Actualmente, una gran parte de la población percibe a los políticos como incompetentes, sectarios o corruptos. Este fenómeno, conocido como antipolítica, ha ganado terreno por diversas razones, siendo la espectacularización mediática una de las más influyentes.

La política, en la era de la información digital, no llega de forma directa a los ciudadanos. Cada individuo vive en su propio mundo informativo, enterándose de los acontecimientos a través de medios masivos como la televisión, la radio y las redes sociales, que compiten ferozmente por captar la atención del público.

El Rol de los Medios de Comunicación

Es cierto que los medios siempre han tendido a resaltar lo más llamativo, pero la proliferación de diarios digitales y canales de información ha intensificado la competencia. En esta lucha por la audiencia, la necesidad de destacar y atraer clics ha llevado a los medios a enfatizar lo que excita la curiosidad del público: peleas, estridencias, anécdotas extravagantes, escándalos y, en muchos casos, corrupción.

En el ámbito de la corrupción, se mezclan robos descarados de dinero público con indicios endebles, casi inventados. Todo anzuelo es válido, incluso el envenenado, para atrapar al lector. Esta dinámica ha generado un periodismo ansioso, que depende de un flujo constante de escándalos y tensiones para mantener la atención del público.

Consecuencias de la Antipolítica

Las consecuencias de esta tendencia son demoledoras. Los ciudadanos, acostumbrados a un constante bombardeo de escándalos, se aburren si no se les ofrece contenido sensacionalista, lo que provoca una caída en la audiencia de los medios. Esto explica las frecuentes filtraciones de investigaciones judiciales o policiales: el motor de la tensión no puede detenerse, siempre se requieren más escándalos, sean reales o ficticios.

Esta situación ha llevado a los medios a reescribir la realidad como si fuera una narración deportiva, con bandos claros y enemigos definidos. De ahí surge el maniqueísmo actual y la emotividad de trinchera que está infectando a toda la sociedad.

El Panorama Informativo Actual

En este contexto, las trincheras dominan el panorama informativo. La mayoría de los medios toman posiciones en un campo de batalla mediático, bombardeando sin descanso al adversario con indicios, pruebas, filtraciones, rumores, fakes y posverdades. Todo sirve para presentar al oponente como traidor, corrupto o incompetente.

Este frenético guionaje de la información ha dado lugar a una realidad deprimente, histérica y destructiva, donde la política se ha convertido en una guerra civil mediática.

Mirando Hacia el Futuro

El futuro de la política y los medios de comunicación en Occidente dependerá de la capacidad de ambos para adaptarse a un entorno en constante cambio. Expertos sugieren que una mayor responsabilidad y ética en el periodismo, junto con una educación cívica más sólida, podrían ser claves para revertir esta tendencia de antipolítica.

Además, el papel de las plataformas digitales en la difusión de información y su responsabilidad en la moderación de contenido se ha convertido en un tema crucial. La búsqueda de un equilibrio entre la libertad de expresión y la protección contra la desinformación será fundamental para el desarrollo de una sociedad más informada y menos polarizada.

En resumen, la antipolítica y su espectacularización mediática representan un desafío significativo para las democracias occidentales. La solución requerirá un esfuerzo conjunto de medios, políticos y ciudadanos para construir un diálogo más constructivo y menos divisivo.