Archivo General Agrario: Un proyecto estancado y sus repercusiones

CIUDAD DE MÉXICO – Las recientes declaraciones del historiador Pedro Salmerón, exdirector del Archivo General Agrario (AGA), han puesto de nuevo en el centro de atención las irregularidades que enfrenta el proyecto de cambio de sede de este importante acervo documental. Con 45 mil metros lineales de documentación, el AGA es el segundo más grande del país después del Archivo General de la Nación. Salmerón denunció en redes sociales que el archivo lleva dos años cerrado, el edificio aún no está terminado y sufre de inundaciones.

El proyecto, que inicialmente prometía ser un moderno centro de documentación en la Avenida Juárez de la Ciudad de México, ha sido objeto de múltiples retrasos y sobrecostos. Anunciado oficialmente por el gobierno federal el 6 de enero de 2023, se esperaba que la nueva sede estuviera lista para el verano de 2024. Sin embargo, las obras han estado plagadas de problemas, y el 4 de marzo se cumplió un año desde que se suspendieron las actividades para los usuarios debido a la mudanza.

Impacto en la comunidad académica

Investigadores, estudiantes y usuarios en general han sentido el impacto de estos retrasos. Marta Martín Gabaldón, maestra en historia e investigadora en la Universidad Nacional Autónoma de México, relata cómo sus visitas al antiguo edificio del AGA eran experiencias enriquecedoras. Sin embargo, la incertidumbre actual ha paralizado investigaciones y proyectos académicos.

“Muchos alumnos están con las investigaciones paralizadas o trabajando con materiales que ya tenían recopilados. No podemos avanzar sin acceder a esos expedientes ni a esos materiales”, afirma Martín Gabaldón.

La situación es especialmente crítica para estudiantes de Antropología que dependen de estos documentos para completar sus tesis. La falta de acceso a los archivos ha obligado a muchos a reorientar sus proyectos, un desafío significativo dado el tiempo limitado que tienen para titularse.

Un proyecto ambicioso en pausa

El nuevo edificio del AGA, que se extiende sobre 5,228 metros cuadrados y cuenta con diez niveles, fue concebido como un complejo multifuncional. Además del archivo, incluiría una plaza pública, oficinas del Registro Agrario Nacional, un jardín botánico y una librería del Fondo de Cultura Económica. No obstante, las críticas han surgido, especialmente sobre la decisión de ubicar parte del archivo en sótanos, lo que ha resultado en inundaciones.

Eric Leonard, del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo en Francia, destaca la importancia de los documentos del AGA para entender la relación histórica entre comunidades y el estado central. Sin acceso a estos registros, investigadores como él deben recurrir a métodos alternativos como entrevistas y trabajo de campo.

“Es una pena no poder acceder a los registros oficiales que dan cuenta de esos conflictos. Ciertos aspectos de nuestras investigaciones están en pausa”, comenta Leonard.

Futuro incierto y falta de transparencia

El Presupuesto de Egresos de la Federación para 2026 no incluye un apartado específico para el AGA, lo que genera más dudas sobre el futuro del proyecto. A pesar de las preguntas dirigidas a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) sobre la fecha de apertura y las razones del retraso, no se ha recibido respuesta.

El historiador Armando Méndez señala que el cierre del archivo ha afectado significativamente a los estudios sobre cuestiones agrarias, fundamentales para regiones como Chiapas. Sin acceso a los documentos resguardados en el AGA, el progreso en estos temas se ha visto seriamente comprometido.

La comunidad académica y los usuarios del AGA esperan una pronta resolución a estos problemas. La apertura del archivo no solo facilitaría el acceso a valiosos documentos históricos, sino que también permitiría retomar investigaciones cruciales para entender la historia agraria de México y su impacto en el presente.