mié. Sep 10th, 2025

CIUDAD/CENTRO MÉDICO – El herpes es una de las infecciones virales más comunes a nivel mundial y puede permanecer invisible durante años. Este virus, que afecta a millones de personas, puede permanecer inactivo en el organismo, reactivándose inesperadamente debido a factores como el estrés, enfermedades, exposición solar intensa o cambios hormonales.

Según Verywell Health y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la primera manifestación del herpes puede surgir de manera imprevista, incluso después de más de una década desde el contacto inicial. Durante su fase de latencia, el virus reside en los ganglios nerviosos, sin causar molestias ni ser detectado por pruebas rutinarias, lo que genera sorpresa tanto en los diagnosticados como en los profesionales de la salud.

El comportamiento del virus y su impacto en la salud

Cada organismo responde de manera única al herpes. Algunas personas nunca desarrollan brotes visibles, mientras que otras experimentan episodios recurrentes. Durante la etapa silente, el virus no desaparece, sino que permanece listo para reactivarse ante cualquier alteración del equilibrio físico o emocional.

La literatura médica confirma que estos mecanismos de latencia y reactivación son característicos del herpes simple, tanto del tipo uno (HSV-1) como del tipo dos (HSV-2). Un estudio publicado en The Lancet Microbe estima que hasta el 88% de los portadores atraviesan una fase silenciosa prolongada antes del primer episodio activo.

Transmisión y desafíos asociados

El virus se transmite principalmente por contacto directo, ya sea a través de mucosas o piel, sin necesidad de lesiones visibles. La diseminación asintomática es uno de los aspectos más complejos del herpes, ya que el organismo libera partículas virales de manera intermitente, incluso sin síntomas.

Esta particularidad explica la alta frecuencia de contagios y la posibilidad de contraer el virus sin identificar el momento preciso de exposición. Tanto HSV-1 como HSV-2 pueden infectar áreas genitales u orales, especialmente durante el sexo oral. Así, una persona con herpes labial puede transmitir el virus a la zona genital de su pareja, y viceversa.

Convivencia y prevención

Convivir con el herpes implica desafíos emocionales y prácticos. La aparición de los primeros síntomas puede generar sorpresa y temor, ya que no siempre existe un antecedente reciente que permita asociar el episodio a un contacto específico. Estos sentimientos se ven potenciados por el desconocimiento o la falta de información confiable.

Especialistas de Harvard Medical School insisten en que, ante un diagnóstico de herpes, la ciencia debe estar al centro de la conversación y el acompañamiento emocional es fundamental. El diálogo franco y la empatía son herramientas clave para superar prejuicios y desmitificar la enfermedad.

La prevención incluye el uso sistemático de preservativos en todas las prácticas sexuales, aunque no elimina completamente el riesgo de transmisión. Limitar el número de parejas sexuales y conversar abiertamente sobre antecedentes de infecciones también contribuye a la protección personal y compartida.

Recomendaciones y tratamiento

Frente a lesiones sospechosas, la prioridad es buscar orientación médica. Para el herpes labial, existen cremas de venta libre útiles en casos leves, pero los cuadros severos requieren consulta profesional. Verywell Health recomienda comunicar el diagnóstico a la pareja para que ambos accedan a evaluación y tratamiento adecuado.

Respecto a las pruebas diagnósticas, no se recomienda testear a personas asintomáticas, salvo que la pareja haya sido diagnosticada previamente. Un resultado positivo no modifica necesariamente la conducta ni reduce la propagación del virus, y las pruebas disponibles no aportan información sobre el origen ni el momento del contagio.

En conclusión, el herpes es una infección que, aunque puede permanecer latente durante años, requiere de una comprensión clara y un manejo adecuado para minimizar su impacto en la vida de las personas. La educación y la comunicación abierta son esenciales para desmitificar la enfermedad y reducir su propagación.