MADRID, ESPAÑA – En el verano de 1990, un himno se grabó a fuego en la memoria colectiva de los españoles. La tonadilla “Todos contra el fuego”, interpretada por Joan Manuel Serrat, resonó en los hogares a través de un anuncio de TVE, instando a la población a proteger los bosques. Este mensaje, acompañado de niños que coreaban el estribillo, se convirtió en un símbolo de unidad nacional contra una amenaza recurrente: los incendios forestales.
El contexto no podía ser más urgente. En el verano anterior, 1989, España sufrió más de 20,000 incendios forestales que devastaron más de 410,000 hectáreas. Aunque no se alcanzaron las cifras récord de 1985, cuando 460,000 hectáreas fueron arrasadas, el peligro era palpable. Las condiciones climáticas, con lluvias primaverales que fomentaron el crecimiento de pastos y un calor abrasador en agosto, crearon un entorno propicio para los incendios, ya fuera por imprudencia o por intención criminal.
Un esfuerzo colectivo sin precedentes
Para contrarrestar esta amenaza, el Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), bajo el Ministerio de Agricultura, lanzó una serie de campañas de concienciación. La más memorable fue la de 1990, que reunió a una pléyade de famosos españoles en un esfuerzo conjunto sin precedentes. Artistas de la talla de José Antonio Labordeta, María Jiménez, y Manolo Escobar, entre otros, participaron desinteresadamente en anuncios televisivos que buscaban movilizar a la población.
El uso de celebridades en campañas publicitarias no era nuevo, pero la magnitud de esta iniciativa fue inédita. Según Sergio Rodríguez, experto en historia de la publicidad, “la fórmula de llenar los spots de rostros conocidos ayudó a que la canción se volviera extraordinariamente popular”. Esta estrategia, similar al famoso “We Are the World” de Estados Unidos, dejó una huella duradera en la memoria colectiva española.
Impacto y legado de la campaña
La campaña de 1990, dirigida por Hugo Stuven y con Joan Manuel Serrat como figura central, fue un punto de inflexión. Serrat, conocido por su integridad y popularidad, accedió a participar sin cobrar, lo que añadió autenticidad al mensaje. Acompañado por escolares, entonó el lema “nuestro bosque hay que cuidar, que no quede muerto, que no sea un desierto, tú lo puedes evitar”, reforzando la idea de responsabilidad compartida.
El impacto fue tangible. En 1990, el número de incendios y la superficie arrasada se redujeron significativamente en comparación con 1989. Sin embargo, aunque se quemaron 200,000 hectáreas, el problema persistía. La campaña no solo buscaba reducir el número de incendios, sino también cambiar la mentalidad de la población hacia una mayor conciencia ambiental.
Un cambio en la estrategia de comunicación
Con el tiempo, las campañas emocionales y optimistas dieron paso a estrategias más duras y dramáticas. Según Sergio Rodríguez, “se vio la necesidad de contar las cosas de una manera diferente”, similar a la evolución de la Dirección General de Tráfico en sus campañas de seguridad vial. Este cambio reflejaba una comprensión más profunda de la necesidad de impactar a la audiencia de manera más directa y urgente.
A pesar de los cambios en la estrategia, el legado de “Todos contra el fuego” perdura. La canción y la campaña asociada son recordadas como un ejemplo de cómo la colaboración y el compromiso colectivo pueden enfrentar desafíos nacionales. Mientras España continúa luchando contra los incendios forestales, el espíritu de unidad y responsabilidad compartida que inspiró la campaña sigue siendo relevante.