El auge del bienestar masculino: de la estética a la optimización

ESPAÑA – Cuidarse solía ser cosa de chicas. La preocupación por el físico y la mente evocaba imágenes de madres haciendo aerobic con Eva Nasarre o influencers como Paula Ordovás bebiendo batidos de kale y chia. Sin embargo, en los últimos años, el bienestar ha comenzado a hablar en masculino, transformándose en un negocio lucrativo que promete optimizar la vida de los hombres.

Según el Colegio de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana, el 87% de sus usuarias son mujeres, y un estudio de Therapyside señala que ellas representan el 69% de los pacientes de terapia. No obstante, los hombres tienen una menor esperanza de vida, consumen más alcohol, tienen dietas menos saludables y sus problemas de salud mental a menudo terminan en suicidio. El bienestar, hasta hace poco, era un territorio femenino, principalmente por cuestiones de marketing.

La transformación del mercado del bienestar

El Global Wellness Institute estima que la economía global del bienestar alcanzó cinco billones y medio de euros en 2023, con proyecciones de crecer hasta casi ocho billones para 2028. Para lograr este crecimiento, la industria ha tenido que reinventarse, creando un nuevo nicho de mercado orientado a los hombres. El autocuidado se ha renombrado como biohacking y la meditación como mejora cognitiva, sustituyendo el spa por baños de agua fría y las ensaladas por dietas de chuletones o ayunos intermitentes.

Emily Contois, socióloga y autora de Comensales, chicos y dietas, señala que “hay razones de mercado claras para crear una cultura de la dieta para los hombres”. Aunque el interés masculino por la alimentación puede ser positivo, Contois advierte que este cambio está motivado por razones económicas, replicando los aspectos negativos de la cultura de la dieta que afectaron a las mujeres.

Daniel Ursúa, dietista-nutricionista, coincide con esta visión: “Ni los batidos detox son necesarios para las mujeres, ni la dieta paleo tiene por qué ser beneficiosa para los hombres”. Estos enfoques dietéticos carecen de base biológica y son impulsados por intereses económicos, perpetuando un pesocentrismo perjudicial.

La presión social y los nuevos cánones de belleza

Contois también analiza la creciente presión social para que los hombres mantengan un aspecto físico concreto, influenciado por el auge del Universo Cinematográfico de Marvel y sus héroes musculosos. Esta tendencia ha llevado a muchos hombres a seguir estrictas rutinas de entrenamiento y a consumir suplementos de testosterona.

Las redes sociales han jugado un papel crucial en esta transformación. Un estudio de la Universidad de Toronto vincula la exposición a imágenes de torsos musculosos con problemas de dismorfia y baja autoestima en hombres jóvenes. “Este tipo de contenido no solo está disponible, diría que es ineludible en internet”, explica Contois.

Los nuevos gurús del bienestar masculino

En este contexto, han surgido influencers del wellness masculino que promueven una mezcla de ideología, fitness y productividad. Andrew Huberman, profesor de neurobiología en Stanford, es uno de los más destacados. Su pódcast, Huberman Lab, es un fenómeno en Estados Unidos, donde ya se habla de los ‘maridos huberman’.

Huberman y otros como Joe Rogan y Tim Ferriss promueven prácticas de bienestar que van desde los baños de hielo hasta la optimización del sueño con suplementos. En España, figuras como Antonio Moll y Gonzalo Ruiz Utrilla también han ganado popularidad con enfoques similares.

Detrás de estas tendencias, se esconde un pack ideológico que incluye desde la dieta y la salud hasta el sexo, el dinero y el transhumanismo. “Es lo que la manosfera denomina ser un hombre de valor”, explica Ursúa, refiriéndose al ideal de masculinidad que promueven estos espacios.

Aunque algunos de estos enfoques carecen de base científica, el hecho de que el wellness se haya adaptado a los hombres también puede ser positivo. Permite que surjan nuevas conversaciones sobre salud mental, dietas y otros temas que antes eran tabú para los hombres.

En última instancia, este fenómeno refleja una nueva masculinidad, donde los hombres pueden preocuparse por su bienestar sin vergüenza, abriendo la puerta a un enfoque más inclusivo y equilibrado del cuidado personal.