SERRADILLA, ESPAÑA – Paco Castañares, una de las voces más respetadas en el ámbito de los incendios forestales en España, ha lanzado una dura crítica a la política forestal del país. Castañares, exdirector general de Medio Ambiente en Extremadura, ha expresado su frustración ante la falta de medidas preventivas efectivas para evitar tragedias como las ocurridas durante los incendios del verano de 2022.
En una reciente entrevista, Castañares manifestó su sorpresa ante la reacción de los políticos que parecen sorprendidos por la magnitud de los incendios.
“Advertimos entonces que esos incendios eran una realidad que había llegado para quedarse y que no tardarían más de cinco años en producirse en España. Y vaya si lo hicieron”,
señaló, recordando los devastadores incendios de 2017 en Chile y Portugal.
El abandono rural y la emergencia climática
Para Castañares, el problema principal no es el cambio climático, sino el abandono rural. Explica que si los bosques actuales con sus cargas de combustible hubieran existido en 1960, los incendios habrían sido igualmente destructivos. “No es el cambio climático, es la falta de gestión forestal”, afirmó, subrayando la responsabilidad de la administración en esta crisis.
El experto también destaca cómo la despoblación rural ha contribuido al problema.
“Cuando nuestros montes estaban habitados, la dinámica de supervivencia de la gente que vivía en ellos les hacía consumir grandes cantidades de leña para cocinar sus alimentos y calentar sus hogares”,
explicó. La ausencia de estas prácticas tradicionales ha dejado los bosques vulnerables a incendios masivos.
La inversión en prevención: un tema crítico
La falta de inversión en prevención es otro punto de crítica para Castañares. Señala que la evacuación de pueblos enteros debido a incendios forestales es un claro indicativo del fracaso de las políticas preventivas.
“Si no somos capaces de asegurar la vida de la gente, ¿qué mierda de política forestal estamos haciendo?”
, cuestionó, sugiriendo que proteger los pueblos es una tarea sencilla si se gestionan adecuadamente los alrededores.
El incendio de Jarilla, que Castañares clasifica como de sexta generación, es un ejemplo de las consecuencias de décadas de abandono. “Hemos llegado a él por décadas de abandono y desidia”, lamentó, instando a los políticos a escuchar a los expertos que han estado advirtiendo sobre estos peligros.
Las consecuencias de los incendios: más allá de las llamas
Más allá de la destrucción inmediata, Castañares advierte sobre las consecuencias a largo plazo de los incendios forestales. Las lluvias torrenciales que suelen seguir a los incendios pueden arrastrar cenizas y tierra fértil, contaminando ríos y afectando las reservas de agua potable.
“Los incendios nos matan, sus consecuencias nos rematan”,
afirmó, subrayando la necesidad urgente de abordar esta emergencia evitable.
En un llamado a la acción, Castañares aboga por un pacto de Estado específico contra los incendios forestales, distinto de los esfuerzos para combatir la emergencia climática global. “La emergencia climática hay que resolverla en la ONU”, concluyó, instando a un enfoque más local y práctico para proteger los bosques y las comunidades rurales de España.