sáb. Ago 16th, 2025

WASHINGTON, EE.UU. – Un grupo de manifestantes se congregó el 7 de marzo en la capital estadounidense para protestar contra los recortes y despidos en agencias federales de investigación médica durante la Administración de Donald Trump. En medio de la multitud, una pancarta capturó la atención: “Querías huevos baratos, pero en su lugar te han dado sarampión”, un mensaje que simboliza la frustración ante las políticas que afectan la salud pública.

Durante el primer mandato de Trump, la Casa Blanca desmanteló el panel científico que asesoraba a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) sobre la contaminación atmosférica. Este movimiento fue visto como un intento de eliminar las regulaciones que limitaban los contaminantes, afectando los beneficios de ciertas industrias, incluidas las constructoras vinculadas a la fortuna de Trump. Sin embargo, los científicos del disuelto panel no se desanimaron y continuaron su labor de manera independiente, publicando sus hallazgos en The New England Journal of Medicine. Aunque Trump ignoró sus recomendaciones, el artículo se convirtió en una base para acciones legales futuras.

La Ciencia bajo Ataque

La administración de Trump ha sido acusada de afilar sus políticas autoritarias, especialmente en el ámbito científico. En los últimos meses, se ha observado un patrón de despidos y recortes en agencias como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). El secretario de Salud, Robert Kennedy, ha reducido en 500 millones de dólares la financiación para la investigación de vacunas de ARN mensajero, a pesar de su potencial no solo contra epidemias sino también contra el cáncer.

Los científicos despedidos del CDC están organizando una versión alternativa del centro, un esfuerzo que refleja una forma de resistencia civil inspirada en el panel de la EPA. Estas acciones son vistas como una luz al final del túnel para muchos en la comunidad científica.

Propuestas de Resistencia Civil

Gretchen Goldman, presidenta del Sindicato de Científicos Preocupados en Washington, y Erica Chenoweth, profesora de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, han propuesto en un editorial de la revista Science que la comunidad científica adopte un papel más activo para contrarrestar los ataques a los fundamentos de la ciencia por parte del Gobierno.

“Construir instituciones alternativas fuera del Gobierno que reduzcan la dependencia del régimen autoritario, disminuir el poder y la relevancia de este sobre el día a día y mantener lugares de pensamiento independiente puede ser vital tanto para preservar la ciencia como para defender la democracia”, escriben Goldman y Chenoweth.

La revista Science y su editor, Holden Thorp, han sido críticos constantes de la política científica de Trump. La revista Nature, aunque británica, también ha mostrado su apoyo a estas críticas, destacando la valentía necesaria para enfrentarse a la administración desde dentro del país.

Implicaciones y Futuro

El ataque a la ciencia en Estados Unidos tiene implicaciones profundas no solo para la comunidad científica sino también para la salud pública y la democracia. La resistencia civil científica no solo busca preservar la integridad de la investigación, sino también proteger el derecho del público a información veraz y basada en evidencia.

Mientras las voces críticas continúan alzándose, el futuro de la ciencia en Estados Unidos dependerá de la capacidad de sus defensores para organizarse y resistir. Estas iniciativas podrían establecer un precedente para otros países enfrentados a desafíos similares, subrayando la importancia de la independencia científica en la era moderna.