BUENOS AIRES, ARGENTINA – La fatiga inexplicable y cambios físicos sutiles podrían ser las primeras señales de una deficiencia nutricional, una condición que, si no se aborda a tiempo, puede derivar en problemas de salud más serios. Según el portal de salud Very Well Health, identificar estos síntomas de manera temprana es crucial para prevenir complicaciones graves.
La importancia de reconocer estas señales radica en su capacidad para alertar sobre desequilibrios en la ingesta de nutrientes esenciales. Las deficiencias de vitaminas y minerales a menudo pasan desapercibidas en sus etapas iniciales, pero el cuerpo emite señales que, si se interpretan correctamente, permiten intervenir antes de que la situación empeore.
Fatiga persistente, cabello y uñas: señales de alerta
Uno de los síntomas más comunes de una deficiencia nutricional es la fatiga inexplicable. La falta de energía puede estar relacionada con deficiencias de vitaminas del grupo B, especialmente B12, así como de hierro o vitamina D. Para corregir estos déficits, se recomienda incluir en la dieta carnes rojas, huevos, productos lácteos, pescados como el atún o el salmón, cereales y jugos fortificados. En casos de problemas de absorción, los profesionales pueden sugerir suplementos específicos.
El estado del cabello también puede reflejar la salud nutricional. El cabello quebradizo o seco a menudo se asocia con la carencia de zinc. Para revertir esta situación, Very Well Health sugiere aumentar el consumo de pollo, pescados, mariscos y cereales fortificados. La suplementación con zinc es una opción, aunque debe ser indicada por un profesional.
Las uñas también ofrecen pistas importantes. La aparición de estrías o uñas en forma de cuchara (koiloniquia) suele vincularse con la anemia por falta de hierro. Si se presentan estos signos, se sugiere incrementar el consumo de hierro a través de la alimentación y recurrir a suplementos bajo supervisión médica.
Síntomas en boca, estado de ánimo y otros indicadores
Alteraciones en la boca, como lengua dolorida o cambios de color, pueden indicar una carencia de vitamina B2, zinc o folato. Consumir más carnes, productos lácteos y alimentos fortificados puede ayudar a solucionar estos síntomas. La pérdida del sentido del gusto se asocia con la deficiencia de zinc y folato, y suele revertirse con la corrección nutricional.
Cambios en el estado de ánimo, como irritabilidad o depresión, pueden acompañar a la anemia por falta de folato. La disminución del apetito a menudo está relacionada con la deficiencia de zinc. Aunque estos síntomas son menos específicos, son relevantes en el contexto general.
“Cambios en el estado de ánimo pueden ser síntoma de anemia por deficiencia de folato”, advierte Very Well Health.
La caída intensiva del cabello puede deberse a una alimentación insuficiente o a la falta de ácidos grasos omega 3 y 6, vitamina B3, vitamina D o zinc. La suplementación con zinc y vitamina E puede favorecer el crecimiento capilar, aunque la evidencia científica aún está en desarrollo.
Deficiencias comunes, grupos de riesgo y prevención
En cuanto a prevalencia, Very Well Health señala que el folato, el hierro, la vitamina A, la vitamina B6, la vitamina D y la vitamina E son los nutrientes cuya carencia es más frecuente, especialmente en Estados Unidos. Sin embargo, cualquier nutriente puede faltar si la dieta es inadecuada o existen dificultades de absorción.
Grupos específicos presentan mayor riesgo de deficiencias: personas con enfermedades crónicas, mujeres embarazadas, quienes tienen trastornos alimentarios, enfermedades autoinmunes o gastrointestinales, y personas vegetarianas o veganas. La edad, el sexo y el origen étnico también influyen en la vulnerabilidad ante estas carencias.
“Las mujeres embarazadas son especialmente vulnerables a la falta de nutrientes esenciales”, destaca un informe de Very Well Health.
Para reducir el riesgo de deficiencias nutricionales, es esencial priorizar alimentos fortificados, mantener una dieta variada y suficiente en calorías, gestionar adecuadamente las condiciones médicas subyacentes y ajustar el uso de suplementos bajo indicación profesional.
En conclusión, aunque los síntomas ofrecen señales de alerta, los especialistas insisten en que no es posible confirmar una deficiencia solo por la presencia de estos signos. Se requiere un análisis de sangre para establecer los niveles de nutrientes como hierro, vitamina B12 y vitamina D. Consultar siempre a un profesional antes de iniciar cualquier tratamiento o suplementación es indispensable para asegurar un abordaje seguro y efectivo.