vie. Jul 18th, 2025

LOS ÁNGELES, EE.UU. – En medio de los devastadores incendios que asolaron Los Ángeles, el profesor de la Harvard Business School, Arthur Brooks, encontró una nueva perspectiva sobre lo que realmente constituye la felicidad. En una entrevista con The Rich Roll Podcast, Brooks compartió su visión de que la felicidad contemporánea se sustenta en tres pilares fundamentales: la ciencia, la espiritualidad y los lazos humanos.

La experiencia de Brooks durante la evacuación debido a los incendios le llevó a reflexionar sobre la crisis de soledad actual y la importancia de reconstruir la comunidad. Inspirado por su relación con el Dalai Lama, Brooks aboga por una integración entre la ciencia y la fe como camino hacia el bienestar. En su entrevista, propuso ejercicios prácticos de introspección y desapego para transformar el sufrimiento en sabiduría, advirtiendo sobre los efectos nocivos de la tecnología en las relaciones humanas.

La comunidad como refugio en la adversidad

La evacuación de Brooks y su familia no solo puso a prueba su resiliencia, sino que también le permitió redescubrir el valor de la comunidad. Durante los días de desplazamiento en Ojai, Brooks experimentó una reconexión con amigos y vecinos, lo que le llevó a reflexionar sobre la importancia de los lazos sociales en momentos de dificultad.

“Los Ángeles es un lugar muy alienante y la comunidad es algo que he estado anhelando”, relató Brooks en el podcast.

Esta vivencia ilustra una de las ideas centrales de su trabajo: la felicidad y el sentido de la vida se construyen en gran medida a través de las relaciones humanas y el apoyo mutuo. Brooks compara la interdependencia humana con el sistema de raíces de los árboles de secuoya en California, enfatizando que nuestra fortaleza surge de la conexión con otros.

Soledad, interdependencia y el valor de las relaciones

La pandemia de COVID-19 exacerbó la crisis de soledad, subrayando la urgencia de reconstruir el tejido comunitario. Durante el confinamiento, Brooks observó cómo muchas personas experimentaron “colisiones de amor” inesperadas: encuentros y gestos de apoyo que, de no ser por la interrupción de la rutina, no habrían ocurrido.

“La depresión clínica se cuadruplicó durante la pandemia, pero también se profundizaron amistades y se crearon nuevas formas de comunidad”, explicó Brooks.

Brooks destaca la importancia de la interdependencia, un concepto central en el budismo tibetano y en su propia filosofía. Ayudar a otros en momentos de crisis, afirma, no solo alivia el dolor ajeno, sino que también sana el propio.

El amor y la espiritualidad como motores de la felicidad

La relación de Brooks con el Dalai Lama ha sido fundamental en su evolución personal y profesional. Según relató en The Rich Roll Podcast, el Dalai Lama le ha enseñado que “el amor incondicional es la respuesta a todas las preguntas importantes”.

Estas experiencias han reforzado en Brooks la convicción de que la felicidad no se encuentra en los logros materiales ni en la acumulación de éxitos, sino en la capacidad de amar y dejarse amar, tanto en el ámbito familiar como en la comunidad y en la relación con lo trascendente.

Ciencia y fe: una visión integradora

Brooks defiende la complementariedad de la ciencia y la religión. “La ciencia y la religión se complementan; la religión aporta comprensión, la ciencia respuestas”, afirma. En su labor docente en Harvard, estructura sus clases en torno a grandes preguntas filosóficas y espirituales, sobre las que luego aplica el conocimiento científico y los datos empíricos.

Para Brooks, la búsqueda de sentido y felicidad requiere tanto del rigor científico como de la apertura a lo inexplicable. Esta perspectiva le ha permitido dialogar con académicos de distintas disciplinas, enriqueciendo su visión sobre la naturaleza de la felicidad.

En tiempos de incertidumbre y cambio, la ciencia, la espiritualidad y la comunidad se revelan, en la visión de Brooks, como los pilares fundamentales para construir una vida plena y significativa.