MADRID, ESPAÑA – La creencia de que la peligrosidad de un perro está determinada por su raza ha sido desafiada por un estudio reciente. Este axioma, defendido durante años por biólogos, etólogos, veterinarios y defensores de los animales, fue corroborado en abril de 2022 por un estudio genético publicado en la revista científica estadounidense Science, que difunde información de la American Association for the Advancement of Science.
El análisis de estos datos determina que la raza, por sí sola, no es un predictor fiable del comportamiento de un perro. Este hallazgo tiene implicaciones significativas para las leyes y regulaciones que actualmente restringen ciertas razas consideradas peligrosas.
Leyes y prohibiciones basadas en la raza
En la actualidad, muchas razas de perros modernos tienen temperamentos característicos asociados con sus funciones ancestrales. Esta suposición ha llevado a la implementación de leyes específicas de razas, que pueden incluir restricciones de seguros o la prohibición total de poseer ciertas razas de perros.
Sin embargo, la científica Kathleen Morrill y su equipo han utilizado estudios de asociación de todo el genoma para buscar variaciones genéticas comunes que pudieran predecir rasgos de comportamiento específicos en un total de 2.155 perros de raza pura y mixta. Estos datos se cruzaron con cerca de 200.000 respuestas de propietarios en 18.385 encuestas de Darwin’s Ark, una base de datos de rasgos y comportamientos caninos.
Comportamientos no específicos de la raza
Los datos de comportamiento se analizaron en función de las razas, la información proporcionada por los propietarios y los antecedentes genéticos de los perros según su raza. Los resultados, que incluyeron datos de 78 razas, identificaron 11 loci genéticos fuertemente asociados con el comportamiento, aunque ninguno era específico de la raza.
“Es algo evidente”, apunta el doctor Gaspar García, veterinario de Mundo Animal, “la peligrosidad depende del perro en sí, aunque sí es verdad que cada raza tiene sus características”.
García añade que “de padres [perrunos] agresivos sí pueden salir perros agresivos”, señalando que “en parte, la agresividad sí se transmite por los genes. Pero en ningún caso por la raza ‘per se'”.
Factores multifactoriales y hereditarios
Cristina González, veterinaria del Servicio de Etología Clínica del Hospital Clínic Veterinari de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), explica que la agresividad es una característica “multifactorial, que viene determinada por diferentes motivos” y puede tener un componente genético importante.
“Madres que padecen ansiedad durante el embarazo pueden transmitir esa ansiedad y miedo al feto, predisponiéndolos a ser agresivos”, asegura González.
González aclara que uno de los factores que provocan comportamientos agresivos en los perros es el miedo causado por hechos traumáticos o situaciones cotidianas como la falta de descanso o la exposición a ruidos urbanos.
La investigación publicada en Science respalda las opiniones de García y González, determinando que la raza solo explica el 9% de la variación de comportamiento en cada perro. Para ciertos rasgos, la edad o el sexo del perro han sido más determinantes que la raza.
Elinor Karlsson, autora del estudio, concluye que “la mayoría de los comportamientos que consideramos características de razas específicas probablemente se debieron a miles de años de evolución, desde el lobo al canino salvaje, al perro domesticado y, finalmente, a las razas modernas”.
Este estudio sugiere que los rasgos hereditarios son mucho más antiguos que el concepto moderno de las razas de perros, lo que podría influir en futuras políticas y percepciones sobre la propiedad de perros.