LONDRES, REINO UNIDO – La actriz británica Emma Thompson, de 66 años, ha reavivado el debate sobre la imagen corporal y el envejecimiento en la industria del entretenimiento con declaraciones contundentes en una entrevista para Women’s Health. Reconocida por su destacada carrera y múltiples premios, Thompson calificó las cirugías estéticas como una “psicosis colectiva” y se distanció de las presiones que imperan en Hollywood respecto a la apariencia física.
En sus propias palabras, la presión social sobre el cuerpo, especialmente el femenino, sigue siendo un desafío central. “No voy a desperdiciar mi pasión, energía y propósito de vida en preocuparme por mi cuerpo”, afirmó la actriz en diálogo con Women’s Health.
Un enfoque auténtico sobre el envejecimiento
La postura de Thompson refleja su rechazo a someterse a procedimientos estéticos para ocultar los signos del paso del tiempo y su decisión de priorizar la aceptación. Ella sostiene que el envejecimiento es un proceso natural que merece respeto y autenticidad, no ocultamiento.
Un momento clave en el recorrido reciente de Thompson fue su experiencia durante el rodaje de Buena suerte, Leo Grande (2022). En la película, la actriz afrontó una escena de desnudo integral que consideró un reto personal y profesional. Según narró, el trabajo previo a la filmación incluyó ensayos desnudos, conversaciones abiertas sobre el cuerpo y análisis íntimos sobre la relación personal con la propia imagen.
“Ensayamos completamente desnudos y hablamos de nuestros cuerpos. Conversamos sobre nuestra relación con ellos, los dibujamos, discutimos las cosas que nos resultan difíciles, las que nos gustan y describimos los cuerpos de los demás”, explicó Thompson.
Presión estética en la industria cinematográfica
En sus declaraciones, la actriz profundizó sobre la persistencia de estándares exigentes y la presión de delgadez en la industria cinematográfica. En el Sundance Cinema Café, advirtió: “Esa presión de tener que estar delgada continúa igual que siempre y, de hecho, en algunos aspectos, creo que ahora es incluso peor”. Estas expectativas, según Thompson, lejos de atenuarse, se han intensificado en ciertos sectores a pesar de los reclamos sociales por mayor inclusión y diversidad.
La visión de Thompson sobre la cirugía plástica va más allá de una simple opinión personal; la actriz la definió en Women’s Health como una reacción desproporcionada ante la naturaleza.
“Cortarte a ti mismo para recolocar partes de tu cuerpo con el fin de ocultar lo que en realidad ocurre, que estás envejeciendo, un proceso completamente natural es, en sí mismo, una forma de psicosis colectiva”, expuso.
Una perspectiva feminista y de autonomía
Para Thompson, esta obsesión por modificar la apariencia física responde a una presión social que afecta especialmente a aquellas mujeres expuestas al escrutinio público. Su planteo adopta una perspectiva abiertamente feminista y de defensa de la autonomía. En diálogo con The Wrap, recogido por Women’s Health, denunció que las mujeres han sido históricamente objeto de expectativas y exigencias injustas relacionadas con su aspecto físico, y destacó la importancia de cuestionar los mensajes sociales sobre los cuerpos femeninos.
Thompson ha hecho del cuestionamiento a estos mandatos una bandera a lo largo de su carrera, reclamando el derecho de las mujeres a decidir sobre sus propios cuerpos sin presión externa. Con este posicionamiento, Emma Thompson ha convertido sus experiencias y sus palabras en un ejemplo de autenticidad y aceptación, invitando a reflexionar sobre el papel que juega la industria en la valoración del cuerpo femenino y sobre la necesidad de desafiar los modelos únicos de belleza y envejecimiento.
Sus declaraciones, respaldadas por vivencias personales y una postura consistente, suman una voz relevante al debate social sobre la autonomía, la autoaceptación y el respeto por la diversidad en todas las etapas de la vida.