VALENCIA, ESPAÑA – La influencer Violeta Mangriñán ha vuelto a ser el centro de atención, esta vez como protagonista de la portada de la revista Women’s Health. En la imagen, Mangriñán posa con un atuendo deportivo bajo el lema “La energía y la salud están por encima de la belleza”. Sin embargo, este logro personal ha sido eclipsado por una oleada de críticas en redes sociales, donde numerosos usuarios han cuestionado su apariencia física.
Durante su viaje a Corea del Sur, la valenciana ha recibido comentarios negativos que ponen en duda si su aspecto es “saludable” o adecuado para una revista de estas características. Comentarios como “Está en los huesos de apenas comer” o “fomenta la anorexia” han inundado la publicación de Instagram de la revista, generando un debate sobre los estándares de belleza y salud que promueven estas publicaciones.
Una respuesta valiente ante las críticas
Lejos de quedarse callada, Violeta Mangriñán ha utilizado sus historias de Instagram para responder a las críticas. En un tono irónico, la influencer cuestionó cómo pueden dormir tranquilos aquellos que emiten juicios tan severos sobre alguien que no conocen. “¿Y esta gente dormirá ‘tan pichi’ después de comentar semejantes barbaridades?”, escribió.
Además, Mangriñán ha aprovechado la oportunidad para compartir su experiencia personal con los trastornos alimenticios, un tema que conoce de cerca. “Hace seis años sufrí problemas alimenticios y decidí contarlo a través de mis redes sociales con el fin de dar visibilidad y mostrar mi realidad en ese momento”, confesó.
El impacto de los comentarios en redes sociales
Mangriñán ha sido clara en su postura sobre el impacto negativo que pueden tener los comentarios dañinos en redes sociales, especialmente para aquellos que luchan contra trastornos alimenticios. “Os aseguro que lo último que necesita una persona enferma de anorexia es leer los comentarios que he leído”, afirmó.
La influencer también destacó que, aunque ha superado sus problemas con la comida, sigue enfrentándose a la desinformación y los prejuicios. “Estoy más que curada. No solo no le tengo miedo a la comida, sino que disfruto como nunca antes de comer”, explicó, subrayando que los comentarios intolerables han “sobrepasado todos los límites”.
Reflexiones sobre los estándares de belleza
La situación de Violeta Mangriñán abre un debate más amplio sobre los estándares de belleza promovidos por los medios de comunicación y las redes sociales. Expertos en salud mental han advertido sobre los riesgos de glorificar ciertos tipos de cuerpos, lo que puede llevar a la normalización de conductas alimenticias poco saludables.
Según un estudio de la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación, la exposición a imágenes de cuerpos extremadamente delgados puede aumentar el riesgo de desarrollar trastornos alimenticios, especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos. Este tipo de contenido puede influir en la percepción de la propia imagen y fomentar la insatisfacción corporal.
El camino hacia adelante
El caso de Mangriñán pone de relieve la necesidad de un enfoque más inclusivo y saludable en la representación de cuerpos en los medios. Las plataformas digitales y las revistas tienen la responsabilidad de promover la diversidad corporal y la salud mental, evitando perpetuar estereotipos dañinos.
En última instancia, Violeta Mangriñán ha demostrado que está dispuesta a utilizar su plataforma para abogar por la aceptación y la salud, desafiando las críticas y promoviendo un mensaje de resiliencia y autocompasión. “Estoy harta de leer cada día mentiras sobre mí”, concluyó, reafirmando su compromiso de hablar abiertamente sobre su experiencia y desafiar las narrativas dañinas.