jue. Ago 21st, 2025

BUENOS AIRES, ARGENTINA – La inflamación se ha convertido en un desafío creciente para la salud pública global, afectando a millones de personas en todo el mundo. Dolor corporal, confusión mental y molestias digestivas son síntomas que llevan a muchos a buscar respuestas en línea, donde la inflamación aparece frecuentemente como un tema de preocupación. Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH), el riesgo es particularmente alto en mujeres, quienes representan cuatro de cada cinco casos de enfermedades autoinmunes.

La inflamación, a menudo vista con desconfianza, juega un papel complejo en el cuerpo humano, según la revista Women’s Health. Es una respuesta natural del sistema inmunitario ante infecciones, lesiones o toxinas, y aunque generalmente es beneficiosa, puede volverse perjudicial si se prolonga en el tiempo. Estudios de la Universidad de Florida han documentado su alta prevalencia y su conexión con diversas patologías modernas.

Inflamación aguda vs. crónica

En su forma aguda, la inflamación es esencial para la protección y reparación de tejidos. Por ejemplo, tras la administración de una vacuna, el enrojecimiento o dolor que se siente es una señal de que el cuerpo está trabajando para combatir agresores y sanar. Este proceso también es crucial para la recuperación muscular después del ejercicio, facilitando la reparación de pequeños desgarros.

Sin embargo, la inflamación no siempre es positiva. La Dra. Shilpa Ravella, gastroenteróloga y profesora asistente de medicina en el Columbia University Medical Center, advierte:

“La inflamación no siempre es beneficiosa, ni siquiera inofensiva. Puede atacar los propios tejidos del cuerpo, alterar funciones esenciales y provocar lesiones”.

Cuando la respuesta inflamatoria se extiende más allá de lo necesario, se convierte en inflamación crónica, un estado que puede dañar tejidos sanos.

Impacto en las mujeres y síntomas a observar

La inflamación crónica está relacionada con enfermedades graves como cardiopatías, cáncer, obesidad, diabetes, artritis reumatoide y esclerosis múltiple. Incluso niveles bajos de inflamación crónica pueden afectar el bienestar general y aumentar la susceptibilidad a diversas patologías. Las mujeres son especialmente vulnerables, con el 80% de los casos de enfermedades autoinmunes ocurriendo en este grupo, aunque las razones aún no están completamente claras.

Los síntomas que podrían indicar inflamación crónica y que requieren consulta médica incluyen:

  • Fatiga constante
  • Dolor articular
  • Lesiones cutáneas
  • Problemas digestivos

Factores de riesgo y prevención

Varios factores contribuyen al desarrollo y mantenimiento de la inflamación crónica. Según el NIH, la dieta, el estilo de vida y factores ambientales juegan un papel crucial. El estrés persistente, la falta de sueño, una dieta baja en fibra, el sedentarismo y la exposición a ambientes poco saludables pueden desencadenar o agravar este proceso. Además, la genética y el entorno influyen en la susceptibilidad individual.

Para controlar la inflamación, las instituciones de salud recomiendan adoptar hábitos sostenibles. El manejo del estrés es esencial, ya que el estrés crónico puede afectar las células inmunitarias cerebrales y acelerar el envejecimiento biológico. Un estudio publicado en Nutrients respalda que estas situaciones elevan los marcadores inflamatorios y dificultan los mecanismos de reparación del organismo.

El descanso adecuado también es fundamental. Durante el sueño, el cuerpo se restaura y el cerebro elimina desechos, lo que favorece la regulación de las células inflamatorias. Mantener horarios estables y reducir la exposición a pantallas antes de dormir mejora la calidad del sueño.

En cuanto a la alimentación, se recomienda un consumo diario de fibra de entre 28 y 38 gramos para adultos. Incorporar alimentos integrales, frutas, verduras y legumbres puede fortalecer el sistema inmunitario y mejorar la salud intestinal.

El ejercicio regular es otro pilar fundamental. La Mayo Clinic indica que la actividad física constante reduce la inflamación de bajo nivel y favorece un microbioma intestinal saludable. Además, la práctica de ejercicio en compañía refuerza los vínculos sociales, lo que también beneficia al sistema inmunitario.

Ante síntomas persistentes, se aconseja consultar a un equipo médico para descartar causas subyacentes y recibir orientación adecuada. La inflamación puede ser una señal de alerta y su manejo efectivo requiere atención personalizada. Adoptar y mantener hábitos saludables permite que el sistema inmunitario actúe eficazmente en la protección de la salud.