CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO – La inflamación se está convirtiendo en un desafío creciente para la salud pública global, afectando a millones de personas en todo el mundo. Aunque a menudo se la percibe negativamente, la inflamación desempeña un papel complejo y, en ocasiones, beneficioso en el cuerpo humano. Sin embargo, cuando se vuelve crónica, puede ser indicativa de problemas de salud más serios.
El dolor corporal, la confusión mental y las molestias digestivas son síntomas que llevan a muchas personas a buscar información en línea, donde la inflamación aparece de forma recurrente. Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, el riesgo es más elevado en mujeres, ya que cuatro de cada cinco casos de enfermedades autoinmunes corresponden a este grupo.
La doble cara de la inflamación
La inflamación es una reacción natural del sistema inmunitario ante infecciones, lesiones o toxinas. Estudios de la Universidad de Florida han documentado su alta prevalencia y su vínculo con patologías modernas. En su forma aguda, es esencial para la protección y reparación de tejidos. Por ejemplo, después de una vacuna, el enrojecimiento o dolor que se produce es una señal de que el cuerpo está reaccionando para combatir agresores y sanar.
Sin embargo, cuando la respuesta inflamatoria se prolonga más allá de lo necesario, se transforma en inflamación crónica. Este estado puede dañar tejidos sanos y está vinculado a enfermedades como cardiopatías, cáncer, obesidad, diabetes, artritis reumatoide y esclerosis múltiple. Incluso niveles bajos de inflamación crónica pueden perjudicar el bienestar general.
Impacto en la salud femenina
Las mujeres son especialmente afectadas por la inflamación crónica. Según los NIH, el 80% de los casos de enfermedades autoinmunes se presenta en mujeres, aunque las razones no están del todo claras. Patologías como el lupus o la enfermedad de Crohn afectan de forma desproporcionada a las mujeres, convirtiendo a la inflamación en un tema clave para la salud femenina.
Cuatro síntomas que requieren atención médica
- Fatiga constante
- Dolor articular
- Lesiones cutáneas
- Problemas digestivos
Estos síntomas pueden ser señales de inflamación persistente y, en algunos casos, un indicio temprano de enfermedades autoinmunes. Se aconseja consultar a un equipo médico para descartar causas subyacentes y recibir orientación adecuada.
Factores de riesgo y prevención
Diversos factores contribuyen al desarrollo y mantenimiento de la inflamación crónica. Según el NIH, la inflamación crónica de bajo nivel está influida principalmente por la dieta, el estilo de vida y factores ambientales. El estrés persistente, la falta de sueño y una dieta baja en fibra son algunos de los principales desencadenantes.
“El manejo adecuado del estrés es esencial, ya que un estrés crónico puede afectar las células inmunitarias cerebrales y acelerar el envejecimiento biológico”, afirma un estudio publicado en Nutrients.
El descanso también es fundamental para la salud. Durante el sueño, el cuerpo se restaura y el cerebro elimina desechos, lo que favorece la regulación de las células inflamatorias. Mantener horarios estables, evitar la cafeína en la tarde y reducir la exposición a pantallas antes de dormir ayuda a mejorar la calidad del sueño.
Alimentación y ejercicio: pilares de la prevención
En cuanto a la alimentación, las guías recomiendan un consumo diario de fibra de entre 28 y 38 gramos para adultos. Incorporar alimentos integrales, frutas, verduras y legumbres puede fortalecer el sistema inmunitario y mejorar la salud intestinal.
El ejercicio regular es otro pilar fundamental. La Mayo Clinic indica que la actividad física constante reduce la inflamación de bajo nivel, más allá de la pérdida de peso, y favorece un microbioma intestinal saludable. Además, la práctica de ejercicio en compañía refuerza los vínculos sociales, lo que también beneficia al sistema inmunitario.
En conclusión, la inflamación puede ser una señal de alerta y su manejo efectivo requiere atención personalizada. Adoptar y mantener hábitos saludables permite que el sistema inmunitario actúe eficazmente en la protección de la salud.