lun. Sep 1st, 2025

CIUDAD/PAÍS – Adoptar hábitos sencillos puede marcar una diferencia significativa en la salud cerebral, según especialistas citados por Verywell Health y evidencia científica reciente. Seis prácticas cotidianas, respaldadas por investigaciones, ayudan a reducir el riesgo de demencia y Alzheimer, condiciones que afectan a millones de personas en todo el mundo.

Estas recomendaciones fueron presentadas en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer de 2025, ofreciendo caminos prácticos para quienes buscan proteger la memoria y las funciones cognitivas a lo largo de la vida. La prevención de estas enfermedades es una prioridad de salud pública debido al aumento de casos a nivel global.

La importancia del autocuidado en la salud cerebral

De acuerdo con Verywell Health, el desarrollo de demencia y Alzheimer depende de una combinación de factores, entre los que se incluyen la genética y la salud cardiovascular, pero también los hábitos diarios juegan un papel crucial. A continuación, se detallan los seis hábitos recomendados.

1. Actividad física: mover el cuerpo protege el cerebro

El primer hábito destacado es la actividad física regular, que está asociada a una menor probabilidad de padecer Alzheimer, incluso en personas con predisposición genética. Un estudio presentado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer demostró que el movimiento continuo ayuda a proteger la función cognitiva.

Las opciones de actividad física incluyen caminar, levantar pesas, bailar, correr, nadar, practicar yoga, deportes de equipo y ejercicios de equilibrio. Se recomienda incrementar la actividad de manera gradual y evitar largos periodos sentado, ya que la inactividad puede perjudicar tanto al cuerpo como a la mente. Añadir pausas activas diarias contribuye a mantener la salud cerebral.

2. Control del estrés: impacto directo sobre la mente

La gestión del estrés constituye el segundo pilar recomendado. La forma en que una persona responde a la presión influye directamente en el bienestar mental. Según un estudio publicado en Prevention Science, entre las estrategias prácticas se incluyen priorizar las tareas conforme a los valores personales, evitar la sobrecarga de responsabilidades, buscar apoyo profesional cuando sea necesario y delegar funciones.

Además, el ejercicio, la meditación, la respiración profunda, la interacción social, los pasatiempos, la lectura y la escritura ayudan a reducir la ansiedad y propiciar un pensamiento saludable.

3. Alimentación equilibrada: clave en la protección cognitiva

Una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras y pescado, protege la función cognitiva y previene el deterioro mental. El ensayo finlandés FINGER, citado por Verywell Health, mostró que modificar la dieta junto al control cardiovascular y de la diabetes disminuye el riesgo de Alzheimer.

Las recomendaciones apuntan a consumir frutas y verduras, carnes magras, pescado, carbohidratos complejos, mantener un peso adecuado y evitar productos procesados, fritos o ricos en azúcares. Limitar o eliminar el consumo de alcohol es aconsejable. Estas pautas pueden adaptarse a condiciones como diabetes o colesterol elevado.

4. Vida social: mantener la mente activa

Participar en actividades grupales, ya sean deportivas, recreativas o culturales, se asocia con un menor riesgo de demencia. La interacción social reduce el estrés y refuerza las habilidades cognitivas, según evidencia científica.

Integrarse a grupos de aficionados, ejercicios o encuentros sociales resulta beneficioso para quienes desean proteger su salud mental.

5. Entrenamiento cognitivo: ejercitar la mente

El entrenamiento cognitivo, como la educación continua y la realidad virtual, ayuda a mantener la memoria y la atención. Según un estudio publicado en Frontiers in Psychology, se exploran diferentes enfoques con el objetivo de determinar cuáles son los métodos más efectivos y medir su impacto a largo plazo en la prevención del deterioro cognitivo.

Actualmente, estas investigaciones buscan establecer las mejores prácticas y sus beneficios sostenidos para la función cerebral.

6. Responsabilidad y apoyo: el poder del acompañamiento

El estudio estadounidense US POINTER, citado por Verywell Health, comparó personas que cambiaron su estilo de vida por sí mismas con quienes siguieron un programa estructurado y supervisado. Los resultados demostraron que quienes recibieron apoyo experimentaron mayores beneficios cognitivos.

Para incrementar la responsabilidad, se recomienda participar en grupos de ejercicio y trabajar con entrenadores, dietistas o consejeros en manejo del estrés. Esto facilita la adopción y el mantenimiento de nuevos hábitos saludables.

El futuro de la prevención del deterioro cognitivo

Los expertos insisten en la importancia del autocuidado en todas las etapas de la vida, ya que los factores modificables pueden tener un impacto significativo en la salud cerebral. Contar con apoyo facilita la incorporación de estos hábitos y promueve cambios sostenibles que ayudan a preservar la función cognitiva y la calidad de vida con el paso del tiempo.

Con el envejecimiento de la población mundial, la implementación de estos hábitos podría ser clave para reducir la carga de las enfermedades neurodegenerativas en el futuro. La investigación continúa avanzando para ofrecer estrategias más efectivas y personalizadas, con el objetivo de mejorar la salud cerebral a nivel global.