vie. Jul 4th, 2025

LOS ÁNGELES, EE.UU. – En medio de los devastadores incendios que azotaron Los Ángeles, el profesor de la Harvard Business School, Arthur Brooks, encontró una nueva perspectiva sobre la felicidad y el propósito de vida. Durante una entrevista con The Rich Roll Podcast, Brooks compartió su visión sobre los tres pilares fundamentales de la felicidad contemporánea: la ciencia, la espiritualidad y los lazos humanos.

Inspirado por su experiencia personal durante los incendios y su relación con el Dalai Lama, Brooks aboga por una integración entre ciencia y fe como camino hacia el bienestar. Propone ejercicios de introspección y desapego para transformar el sufrimiento en sabiduría, advirtiendo sobre los efectos nocivos de la tecnología en las relaciones humanas.

“Lo que voy a hacer el resto de mi vida es levantar a las personas y unirlas en lazos de felicidad y amor usando la ciencia y las ideas”, afirmó Brooks en el podcast.

La comunidad como refugio en la adversidad

La evacuación de Brooks y su familia debido a los incendios no solo puso a prueba su resiliencia, sino que también le permitió redescubrir el valor de la comunidad. Durante su desplazamiento en Ojai, experimentó una reconexión con amigos y vecinos, lo que le llevó a reflexionar sobre la importancia de los lazos sociales en momentos de dificultad.

“Los Ángeles es un lugar muy alienante y la comunidad es algo que he estado anhelando”, relató Brooks.

Brooks compara la interdependencia humana con el sistema de raíces de los árboles de secuoya en California. Esta metáfora, inspirada en enseñanzas del budismo tibetano, subraya la necesidad de reconocer que la independencia absoluta es una ilusión y que la verdadera fortaleza surge de la conexión con otros.

Soledad, interdependencia y el valor de las relaciones

La pandemia de COVID-19 y la crisis de soledad que la acompañó han resaltado, según Brooks, la urgencia de reconstruir el tejido comunitario. Durante el confinamiento, observó cómo, a pesar de las dificultades, muchas personas experimentaron “colisiones de amor” inesperadas.

“La depresión clínica se cuadruplicó durante la pandemia, pero también se profundizaron amistades y se crearon nuevas formas de comunidad”, explicó.

Brooks destaca la importancia de la interdependencia, un concepto central en el budismo tibetano y en su filosofía personal. Ayudar a otros en momentos de crisis no solo alivia el dolor ajeno, sino que también sana el propio.

El amor y la espiritualidad como motores de la felicidad

La relación de Brooks con el Dalai Lama ha sido fundamental en su evolución personal y profesional. Según relató, el Dalai Lama le ha enseñado que “el amor incondicional es la respuesta a todas las preguntas importantes”.

Estas experiencias han reforzado en Brooks la convicción de que la felicidad no se encuentra en los logros materiales, sino en la capacidad de amar y dejarse amar. Durante una peregrinación a Santiago de Compostela, buscó claridad sobre su propósito vital y recibió la misión de unir a las personas en lazos de felicidad y amor usando la ciencia y las ideas.

Ciencia y fe: una visión integradora

Brooks defiende la complementariedad entre ciencia y religión. En su labor docente en Harvard, estructura sus clases en torno a grandes preguntas filosóficas y espirituales, aplicando luego el conocimiento científico.

“No importa cuántas respuestas tengas si estás respondiendo las preguntas equivocadas”, explica Brooks.

Para él, la búsqueda de sentido y felicidad requiere tanto del rigor científico como de la apertura a lo inexplicable. Esta perspectiva le ha permitido dialogar con académicos de distintas disciplinas y enriquecer su visión sobre la felicidad.

En tiempos de incertidumbre y cambio, Brooks ve en la ciencia, la espiritualidad y la comunidad los pilares fundamentales para construir una vida plena y significativa. Su próximo libro, dirigido a las nuevas generaciones, abordará la búsqueda del significado de la vida, un tema de creciente relevancia en un mundo en constante transformación.