mar. Jul 1st, 2025

LOS ÁNGELES, EE.UU. – En medio de los devastadores incendios que azotaron Los Ángeles, Arthur Brooks, profesor de la Harvard Business School, encontró una nueva perspectiva sobre el propósito de la vida. Durante una entrevista en The Rich Roll Podcast, Brooks compartió su visión sobre la felicidad contemporánea, basada en tres pilares fundamentales: la ciencia, la espiritualidad y los lazos humanos.

Brooks explicó que su experiencia durante los incendios, que obligaron a evacuar a su familia, le hizo reflexionar sobre la crisis de soledad actual y la importancia de reconstruir el sentido de comunidad. Inspirado por su relación con el Dalai Lama, Brooks aboga por una integración entre ciencia y fe como camino hacia el bienestar. Además, propone ejercicios prácticos de introspección y desapego para transformar el sufrimiento en sabiduría, y advierte sobre los efectos nocivos de la tecnología en las relaciones humanas.

La comunidad como refugio en la adversidad

La evacuación de Brooks y su familia debido a los incendios en Los Ángeles no solo puso a prueba su resiliencia, sino que también le permitió redescubrir el valor de la comunidad. Durante los días de desplazamiento en Ojai, Brooks experimentó una reconexión con amigos y vecinos, lo que le llevó a reflexionar sobre la importancia de los lazos sociales en momentos de dificultad.

“Los Ángeles es un lugar muy alienante y la comunidad es algo que he estado anhelando”, relató Brooks en el podcast.

Brooks compara la interdependencia humana con el sistema de raíces de los árboles de secuoya en California: “Un árbol de 90 metros tiene raíces de apenas dos metros de profundidad, pero se mantiene en pie porque sus raíces se entrelazan con las de otros árboles. Somos como las secuoyas: si nuestras raíces no se entrelazan con las de los demás, caemos”.

Soledad, interdependencia y el valor de las relaciones

La pandemia de COVID-19 y la crisis de soledad que la acompañó han puesto de manifiesto, según Brooks, la urgencia de reconstruir el tejido comunitario. Durante el confinamiento, Brooks observó cómo, a pesar de las dificultades, muchas personas experimentaron “colisiones de amor” inesperadas: encuentros y gestos de apoyo que, de no ser por la interrupción de la rutina, no habrían ocurrido.

“La depresión clínica se cuadruplicó durante la pandemia, pero también se profundizaron amistades y se crearon nuevas formas de comunidad”, explicó.

En este contexto, Brooks destaca la importancia de la interdependencia, un concepto central en el budismo tibetano y en su propia filosofía. “No hay ningún momento en nuestras vidas en el que nuestras raíces no estén conectadas con las de los demás”, sostiene. Ayudar a otros en momentos de crisis, afirma, no solo alivia el dolor ajeno, sino que también sana el propio.

El amor y la espiritualidad como motores de la felicidad

La relación de Brooks con el Dalai Lama, a quien visita casi anualmente en Dharamsala, India, ha sido fundamental en su evolución personal y profesional. Según relató en The Rich Roll Podcast, el Dalai Lama le ha enseñado que “el amor incondicional es la respuesta a todas las preguntas importantes”.

Estas experiencias han reforzado en Brooks la convicción de que la felicidad no se encuentra en los logros materiales ni en la acumulación de éxitos, sino en la capacidad de amar y dejarse amar, tanto en el ámbito familiar como en la comunidad y en la relación con lo trascendente.

Ciencia y fe: una visión integradora

Lejos de ver la ciencia y la religión como esferas opuestas, Brooks defiende su complementariedad. “La ciencia y la religión se complementan; la religión aporta comprensión, la ciencia respuestas”, afirma. En su labor docente en Harvard, Brooks estructura sus clases en torno a grandes preguntas filosóficas y espirituales, sobre las que luego aplica el conocimiento científico y los datos empíricos.

Para Brooks, la búsqueda de sentido y felicidad requiere tanto del rigor científico como de la apertura a lo inexplicable. Esta perspectiva le ha permitido dialogar con académicos de distintas disciplinas, como Lisa Miller, experta en neurociencia de la espiritualidad, y Sonia Lyubomirsky, investigadora en ciencia del comportamiento, quienes han participado junto a él en encuentros con el Dalai Lama y en debates sobre la naturaleza de la felicidad.

Brooks advierte sobre los riesgos que plantea la tecnología en la vida moderna, especialmente en las relaciones interpersonales y en la salud mental de los jóvenes. “La mediación tecnológica ha dificultado la formación de vínculos profundos”, señala.

En tiempos de incertidumbre y cambio, la ciencia, la espiritualidad y la comunidad se revelan, en la visión de Brooks, como los pilares fundamentales para construir una vida plena y significativa.