CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO – La ciencia moderna está revolucionando nuestra comprensión del envejecimiento biológico y su impacto en la longevidad. Un número creciente de expertos sostiene que la edad biológica, que refleja el estado real del cuerpo, puede diferir significativamente de la edad cronológica y, lo que es más importante, puede ser modificada.
En un informe reciente, el científico y columnista de Science Focus, Andrew Steele, recopiló nueve hábitos respaldados por la ciencia que pueden ayudar a ralentizar, detener o incluso revertir el envejecimiento biológico. Estos consejos, lejos de ser promesas milagrosas, se basan en estudios sólidos que abren la puerta a una vida más larga y saludable.
Comprendiendo la edad biológica
El concepto de longevidad y envejecimiento saludable ha cobrado gran relevancia en las conversaciones sobre salud y bienestar del siglo XXI. Aunque la expectativa de vida ha aumentado, vivir más años no siempre garantiza mantener una calidad física y mental óptima. Los expertos destacan que la edad biológica puede ser modificada a través de cambios cotidianos respaldados por investigaciones científicas.
Más allá de promesas milagrosas, la investigación moderna ofrece estrategias concretas para preservar la vitalidad y retrasar los signos del envejecimiento. A continuación, se presentan nueve rutinas identificadas y respaldadas por la ciencia internacional, destinadas a quienes buscan vivir más y mejor.
Los 9 hábitos propuestos por la ciencia
Mantener el músculo
La conservación de la masa muscular a través de ejercicios de fuerza es fundamental. Desde los 30 años, la pérdida de músculo y fuerza avanza de manera sostenida. El entrenamiento de resistencia fortalece los huesos, mejora la regulación de la glucosa y contribuye a frenar el deterioro muscular propio de la edad avanzada. Estudios han demostrado que incluso a los 90 años es posible duplicar la fuerza con solo dos meses de ejercicios.
Alimentación saludable
Adoptar un patrón alimentario balanceado, basado en vegetales, frutas, legumbres y cereales integrales, es clave. Reducir el consumo de carnes y evitar dietas restrictivas extremas son pautas avaladas por la investigación. Mantener un peso saludable es determinante para aumentar la expectativa de vida.
Higiene bucal
La salud oral es crucial para la longevidad. Quienes presentan menos caries y enfermedades de las encías muestran una menor incidencia de infartos. La inflamación crónica causada por bacterias en dientes y encías puede acelerar el envejecimiento y facilitar las enfermedades cardiovasculares.
Dormir la cantidad adecuada
La recomendación científica es dormir entre 7 y 8 horas cada noche. Dormir menos de 4 o más de 9 horas se asocia con un mayor riesgo de muerte prematura. Durante el sueño, el cerebro elimina toxinas, lo que contribuye a proteger las funciones cognitivas a largo plazo.
Protección ocular frente a la radiación UV
La exposición crónica a la radiación ultravioleta aumenta el riesgo de cataratas y degeneración macular, afecciones relacionadas con el deterioro cognitivo. Proteger los ojos mediante gafas de sol y sombreros de ala ancha contribuye al mantenimiento de la función cerebral.
Uso de protector solar
La piel es uno de los órganos más sensibles al envejecimiento. El daño solar acumulado deteriora el colágeno y promueve las arrugas. La aplicación diaria de protector solar es una estrategia antienvejecimiento accesible y eficaz.
No gastar en tratamientos costosos innecesarios
El ejemplo de Bryan Johnson, empresario que invierte millones en tratamientos, ilustra que la clave no reside en gastos elevados, sino en la persistencia de hábitos simples: alimentación equilibrada, ejercicio regular y sueño adecuado.
Lavado de manos y prevención de infecciones
Prevenir infecciones a través del lavado frecuente de manos es un hábito sencillo con alto impacto. Infecciones por virus pueden acelerar el envejecimiento inmunitario e incrementar el riesgo de enfermedades crónicas.
Estar atento a los avances en tratamientos
La medicina de la longevidad progresa rápidamente. Medicamentos como la metformina y la rapamicina, junto con el desarrollo de fármacos senolíticos, abren nuevas perspectivas. Estar informado sobre estos progresos permite anticipar estrategias que podrían transformar el envejecimiento.
Implicaciones y perspectivas futuras
Entre los estudios y ejemplos citados, destaca la investigación con gemelos daneses sobre la relación entre apariencia y salud, así como el caso de Bryan Johnson. Estos datos refuerzan la idea de que los hábitos cotidianos tienen un impacto profundo en la edad biológica y la calidad de vida.
Adoptar estos cambios hoy puede mejorar la salud y el bienestar actuales, y también aumentar las probabilidades de aprovechar los avances médicos que la ciencia de la longevidad promete para los próximos años.