PARÍS, FRANCIA – Un hallazgo sorprendente ha sacudido el mundo de la egiptología. Jean-Guillaume Olette-Pelletier, un destacado egiptólogo francés, ha descubierto inscripciones ocultas en el famoso obelisco de la Plaza de la Concordia, un monumento que data del antiguo templo de Luxor en Egipto. Este descubrimiento podría ofrecer una nueva perspectiva sobre los primeros años del reinado de Ramsés II, uno de los faraones más icónicos del antiguo Egipto.
El obelisco, que fue un regalo del virrey egipcio Mehmet Ali a Francia en 1828, ha sido un símbolo de la historia compartida entre Egipto y Francia. Sin embargo, hasta ahora, sus secretos más profundos habían permanecido ocultos. Según Olette-Pelletier, las inscripciones recién descubiertas son jeroglíficos ocultos dentro de otros jeroglíficos, una técnica que había pasado desapercibida durante siglos.
Un descubrimiento durante la pandemia
El descubrimiento de Olette-Pelletier tuvo lugar en 2020, durante el confinamiento por la pandemia de Covid-19. Residente del distrito 8 de París, el egiptólogo aprovechó sus paseos diarios para estudiar el obelisco con más detenimiento. “Noté algo inusual en la orientación de los jeroglíficos”, comentó. Este detalle lo llevó a investigar más a fondo, utilizando binoculares para confirmar sus sospechas sobre la existencia de una compleja criptografía jeroglífica.
Este tipo de escritura secreta, identificado por primera vez en la década de 1950 por el canónigo y egiptólogo Étienne Drioton, es conocido como criptojeroglíficos. Solo un pequeño grupo de especialistas en todo el mundo puede interpretarlos. Olette-Pelletier explicó:
“Si algunos egipcios podían leer jeroglíficos, solo una élite entendía los mensajes ocultos, considerados el lenguaje de los dioses”.
El papel de los Juegos Olímpicos de 2024
Para verificar su hipótesis, Olette-Pelletier necesitaba examinar de cerca las inscripciones ubicadas a 30 metros de altura. La oportunidad surgió en 2021, cuando la Dirección Regional de Asuntos Culturales (DRAC) colocó andamios para restaurar el obelisco en preparación para los Juegos Olímpicos de 2024. Con un permiso especial, el egiptólogo ascendió hasta la cima del monumento y pasó varios días recopilando datos.
Entre los descubrimientos más notables, Olette-Pelletier identificó una escena que oculta jeroglíficos formando la frase: “Que el rey haga un sacrificio a Amón”. Esta inscripción habría sido una estrategia de Ramsés II para legitimar su poder, ya que no tuvo un nacimiento divino. En su segundo año de reinado, cambió su nombre de Usermaatre a Setepenre, vinculándose al dios Sol. “Esta modificación está grabada en el obelisco, lo que permite datar su tallado en dos fases: una antes del año 2 de su reinado y otra después”, explicó el investigador.
Implicaciones para la historia del antiguo Egipto
El hallazgo de Olette-Pelletier no solo ofrece nuevas perspectivas sobre Ramsés II, sino que también abre nuevas vías de estudio sobre la escritura y la historia del antiguo Egipto. La identificación de hasta siete niveles de criptografía en el obelisco sugiere que los antiguos egipcios poseían un conocimiento avanzado de la comunicación secreta, utilizado probablemente para transmitir mensajes solo a una élite selecta.
El egiptólogo aclaró que estas inscripciones eran visibles solo desde un ángulo de 45 grados, probablemente para los nobles que llegaban en barco durante la fiesta de Opet. En la cara este del obelisco, actualmente orientada hacia el norte de París, aunque originalmente miraba al desierto, unas discretas astas de toro sobre la corona de Ramsés II conforman el símbolo del ka, representación de la fuerza vital.
Este descubrimiento podría cambiar la forma en que entendemos la comunicación y la política en el antiguo Egipto, y plantea preguntas sobre cuántos otros monumentos podrían contener mensajes ocultos similares. A medida que los investigadores continúan explorando estos hallazgos, el mundo de la egiptología espera con ansias las nuevas revelaciones que podrían surgir de este enigmático obelisco.