mar. Ago 5th, 2025

BUENOS AIRES, ARGENTINA – En un mundo donde las enfermedades cardiovasculares siguen siendo una de las principales causas de muerte, un cambio sencillo en los hábitos alimentarios podría ser la clave para prevenir la hipertensión. Según estudios internacionales, reducir el consumo de sal y aumentar la ingesta de potasio puede transformar significativamente la salud del corazón.

El sodio, presente en la mayoría de las dietas diarias, es un “enemigo silencioso” cuando se consume en exceso. Con el aumento de los casos de hipertensión y enfermedades cardíacas a nivel mundial, la ciencia ha demostrado que ajustar estos elementos en la dieta puede marcar una gran diferencia.

Evidencia científica y recomendaciones

La relación entre el consumo de sal y la presión arterial ha sido objeto de numerosos estudios. El estudio INTERSALT, que analizó a más de diez mil personas en 32 países, encontró que un consumo elevado de sodio se asocia con una presión arterial más alta y mayores tasas de hipertensión.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) respalda estos hallazgos, concluyendo que reducir la ingesta de sodio disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y cardiopatía coronaria en adultos.

La American Heart Association recomienda no superar los 1.500 miligramos de sodio diarios.

“Este límite reduce de forma considerable la incidencia de eventos cardiovasculares mayores”, señalan sus análisis.

La dieta DASH: un enfoque probado

La dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) ha sido validada por estudios en instituciones como los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Esta dieta, que restringe el sodio y aumenta el aporte de potasio, ha mostrado mejoras medibles en la presión arterial en tan solo dos semanas.

El sodio afecta la presión arterial al favorecer la retención de agua, lo que incrementa el volumen sanguíneo y la presión sobre las paredes de las arterias. Estudios clínicos han comprobado que reducir la sal produce beneficios tanto a corto como a largo plazo para el corazón y los vasos sanguíneos.

El papel crucial del potasio

El potasio actúa en dirección opuesta al sodio: ayuda a relajar las paredes de los vasos sanguíneos y a excretar sodio por la orina.

Un estudio de la European Society of Cardiology demostró que una ingesta adecuada de potasio puede reducir la presión arterial en personas con hipertensión entre 4 y 5 mmHg.

Sin embargo, quienes padecen enfermedad renal deben consultar con especialistas antes de aumentar el potasio, ya que su organismo puede tener problemas para eliminar el exceso.

Implicaciones y pasos a seguir

La evidencia científica respalda que medir la presión arterial regularmente, junto con el acompañamiento de médicos y nutricionistas, potencia la prevención de hipertensión y complicaciones cardiovasculares. Reducir la sal y sumar potasio, avalado por investigaciones internacionales, es una estrategia concreta y de amplio impacto para proteger el corazón y reducir la carga global de enfermedades cardiovasculares.

En conclusión, mientras el mundo busca soluciones para combatir las enfermedades del corazón, un enfoque en la dieta, específicamente en la reducción del sodio y el aumento del potasio, podría ser un paso crucial hacia un futuro más saludable.