ESPAÑA – La reciente adquisición de Superstruct Entertainment por el fondo de inversiones KKR ha desatado una ola de rechazo entre artistas y bandas que participaban en festivales de música españoles. La compra, valorada en 1.300 millones de euros, ha provocado que docenas de bandas anuncien su negativa a actuar en eventos como Viña Rock, debido a las conexiones del fondo con negocios inmobiliarios en territorios palestinos ocupados ilegalmente por Israel.
Superstruct Entertainment, ahora bajo el control de KKR, es propietaria de una amplia gama de festivales en España, incluyendo Sónar, Elrow Ibiza, Arenal Sound, y muchos más. Sin embargo, ha sido Viña Rock, el festival de rock más grande del país, el más afectado por el boicot de los artistas.
Reacciones de los artistas
Bandas como Sinkope y Sons of Aguirre han sido de las primeras en anunciar su retirada. Sinkope expresó en redes sociales: «Por humanidad, por coherencia, no volveremos a tocar en el festival Viña Rock ni en ningún festival que esté en manos del fondo pro-Israel KKR». Sons of Aguirre también se manifestó, destacando su repudio a colaborar con entidades que consideran cómplices de una limpieza étnica.
Otros artistas, como La Prados y Reincidentes, han seguido el mismo camino, citando razones éticas y morales. Reincidentes declaró: «No volverá a participar en dicho festival mientras siga vinculado a cualquiera que colabore en el genocidio palestino».
Contexto y antecedentes
La controversia no es nueva. KKR, un gigante de las inversiones globales, ha estado en el centro de críticas por su participación en negocios que operan en territorios palestinos ocupados. Esta situación ha generado preocupación entre los artistas, que ven en su participación una forma de apoyo indirecto a actividades que consideran violatorias de derechos humanos.
El festival Sónar emitió un comunicado, aunque sin abordar directamente la polémica:
«Sónar somos una plataforma que promueve la diversidad, la inclusión y respeta la libertad de expresión de sus artistas, participantes y colaboradores»
. Sin embargo, esta respuesta ha sido considerada insuficiente por muchos en la comunidad artística.
Impacto en el público y el futuro de los festivales
El impacto del boicot no se limita a los artistas. Muchos asistentes al Viña Rock han solicitado la devolución de sus entradas para futuras ediciones, reflejando una crisis de reputación que podría afectar significativamente al festival. La edición de 2025, que ya tuvo lugar a principios de mayo, podría ser la última en su formato actual si no se resuelven estas tensiones.
Además, el boicot se extiende a otros festivales internacionales propiedad de KKR, como el Field Day en Londres, que también ha perdido a varias bandas de su cartel por razones similares.
Perspectivas futuras
La situación plantea preguntas sobre el futuro de los festivales de música bajo la gestión de grandes fondos de inversión. La presión de los artistas podría forzar a KKR a reconsiderar su posición o a implementar cambios significativos en su gestión de eventos culturales.
La comunidad artística ha dejado claro que no está dispuesta a comprometer sus valores éticos, lo que podría marcar un precedente en la industria musical global. La respuesta de KKR y de los festivales afectados será crucial para determinar el rumbo de estos eventos en los próximos años.
Con el creciente escrutinio sobre las prácticas empresariales y su impacto social, el desenlace de esta situación podría influir en cómo se gestionan los festivales de música en todo el mundo, estableciendo un nuevo estándar de responsabilidad social corporativa.