jue. Ago 21st, 2025

CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO – La venganza, un impulso tan antiguo como la humanidad misma, ha sido objeto de fascinación y temor a lo largo de la historia. En su libro The Science of Revenge, James Kimmel Jr., profesor de psiquiatría en Yale y exabogado, desentraña las complejidades psicológicas y neurobiológicas que subyacen a este deseo tan humano.

El concepto de venganza ha sido explorado en la literatura y el cine, desde Cumbres Borrascosas hasta la saga de John Wick. Sin embargo, Kimmel ofrece una perspectiva científica, revelando cómo la percepción de haber sido agraviado activa la “red del dolor” en el cerebro. Este proceso no solo libera dopamina, sino que también estimula los circuitos de placer, creando una experiencia adictiva similar a la de ciertas drogas.

La venganza como fenómeno neurobiológico

Según Kimmel, la satisfacción que se obtiene al imaginar o consumar la venganza se debe a la liberación de dopamina en el núcleo accumbens y el estriado dorsal. Este “subidón químico” es lo que hace que la venganza sea tan placentera y, a su vez, adictiva.

En sus años como abogado, Kimmel observó que muchos de sus clientes no buscaban tanto una compensación económica como el placer de ver sufrir a sus adversarios. Esta observación lo llevó a describir su trabajo como una forma de “venganza legalizada”, un concepto que resonó profundamente con su posterior investigación científica.

Alternativas a la venganza tradicional

La historia está llena de ejemplos de venganza que han dejado una estela de devastación, desde los excesos de Calígula hasta los juicios de Stalin. Frente a este legado, Kimmel propone una alternativa mental llamada Nonjustice System. Esta técnica implica someter al ofensor a un juicio imaginario, donde se exponen los cargos, se imagina la defensa y se asume el rol de juez y ejecutor de la sentencia.

Un caso que ilustra el potencial de esta práctica es el de un hombre que, tras completar el juicio mental, visualizó al asesino de su padre pidiéndole perdón.

“Me dijo que lo sentía”, relató el hombre. “Eso ayudó muchísimo”.

La reinterpretación del éxito como venganza

Para aquellos que consideran artificial el Nonjustice System, Kimmel sugiere una alternativa más sencilla: reinterpretar los logros personales como una forma de respuesta a quienes nos han herido. El refrán “el éxito es la mejor venganza” encapsula esta idea, sugiriendo que la prosperidad propia puede ser suficiente desagravio sin necesidad de infligir daño.

La satisfacción puede provenir de reinterpretar los logros en lo material, familiar, espiritual o social como una forma de respuesta a quienes nos han herido, haciendo que la venganza deje de ser un acto y se convierta en una interpretación. Esta resignificación puede transformar la experiencia del agravio y mejorar el bienestar personal.

Mirando hacia el futuro

La investigación de Kimmel no solo ofrece una comprensión más profunda de por qué la venganza es tan placentera y adictiva, sino que también abre la puerta a nuevas formas de abordar este impulso. Al entender los mecanismos cerebrales detrás de la venganza, se pueden desarrollar estrategias para mitigar sus efectos negativos y fomentar formas más constructivas de resolución de conflictos.

En un mundo cada vez más interconectado, donde los conflictos personales y globales pueden escalar rápidamente, comprender la ciencia de la venganza y explorar alternativas pacíficas podría ser más relevante que nunca.