BARCELONA, ESPAÑA – Los avances en la computación cuántica han sido notables en los últimos años, con IBM a la vanguardia de estos desarrollos. Sin embargo, al igual que con otras tecnologías emergentes, estos avances también traen consigo desafíos significativos, especialmente en el ámbito de la criptografía, que es fundamental para proteger nuestras comunicaciones digitales.
La computación cuántica, aunque revolucionaria, representa una amenaza potencial para los sistemas actuales de criptografía. Los ciberdelincuentes ya están acumulando grandes volúmenes de datos cifrados, como información financiera y corporativa, con la esperanza de desencriptarlos cuando la tecnología cuántica madure. IBM está liderando la conversación sobre la criptografía postcuántica, una tecnología diseñada para proteger los datos contra estas futuras amenazas.
La importancia de la criptografía en nuestra vida diaria
Para comprender mejor la situación, conversamos con José Carballido, Director de Tecnología para Servicios de Ciberseguridad en IBM Consulting. Carballido explica que la criptografía es esencial para proteger información confidencial, tanto en el ámbito informático como fuera de él. “Es como poner un documento secreto en una caja fuerte y cerrarla con llave”, señala.
La criptografía no solo protege la privacidad de nuestros datos, sino que también asegura su integridad y garantiza que nos comunicamos con las personas correctas. Sin embargo, la llegada de la computación cuántica podría cambiar este panorama.
Computación cuántica: una espada de doble filo
Los ordenadores cuánticos, a diferencia de los clásicos, utilizan qbits que pueden representar múltiples estados simultáneamente, lo que les permite resolver problemas complejos de manera más rápida y eficiente. Según Carballido, “en un futuro cercano, los ordenadores cuánticos podrán resolver problemas que hoy son impensables para los ordenadores clásicos”.
Esta capacidad plantea un riesgo para la seguridad de nuestros datos, ya que los ordenadores cuánticos podrían resolver problemas criptográficos en horas, en lugar de los miles de años que requerirían los ordenadores clásicos. Esto podría permitir a los atacantes descifrar información cifrada y utilizarla para fines maliciosos.
La criptografía postcuántica como solución
La criptografía postcuántica busca mitigar estos riesgos al basarse en problemas matemáticos que ni los ordenadores clásicos ni los cuánticos pueden resolver. Carballido enfatiza la necesidad de una transición rápida hacia esta nueva forma de criptografía, especialmente para proteger documentos de larga duración, como hipotecas.
IBM está trabajando en el desarrollo de algoritmos de criptografía postcuántica. De los tres algoritmos estandarizados por el NIST, dos fueron codiseñados por IBM en Europa. Además, la compañía está desarrollando herramientas para ayudar a las empresas en esta transición y ofreciendo servicios de consultoría para facilitar el cambio.
Desafíos y el camino hacia el futuro
La transición hacia la criptografía postcuántica no es sencilla. Según Carballido, “una transformación de este tipo en una gran empresa multinacional puede durar entre 8 y 12 años”. La falta de recursos humanos y técnicos, así como el desconocimiento, son algunos de los principales obstáculos.
Las administraciones públicas también deben prepararse. Estados Unidos ya ha comenzado a establecer directrices para la adopción de sistemas quantum safe. En Europa, aunque el progreso es más lento, se espera que sigan el ejemplo estadounidense.
Carballido destaca la importancia de la “criptoagilidad”, una mentalidad que permite a las organizaciones adaptarse rápidamente a futuros cambios tecnológicos. “No es un cambio que se producirá de forma automática”, advierte. “Necesitamos personal capacitado y una comprensión clara de lo que está por venir”.
En cuanto a los individuos, pueden contribuir eligiendo productos que ya soporten criptografía postcuántica, incentivando así al mercado a invertir en estas tecnologías.
El horizonte para la implementación generalizada de la criptografía postcuántica se sitúa alrededor de 2030 a 2035, según recomendaciones del NIST. Sin embargo, el avance de la tecnología cuántica podría acelerar este proceso, haciendo que la transición sea una prioridad urgente para empresas y gobiernos por igual.