jue. Jul 3rd, 2025

ESPERANZA, MÉXICO – En los bosques de niebla de Mesoamérica, las plantas han comenzado una lenta pero constante migración hacia altitudes más elevadas. Este fenómeno, observado desde 1979, ha visto a las especies desplazarse entre 1,8 y 2,7 metros por año, en un intento por escapar de las condiciones climáticas adversas que ya no les son favorables en sus hábitats originales.

Un estudio reciente, encabezado por Santiago Ramírez Barahona y publicado en la revista Science, destaca la complejidad de los impactos ecológicos del cambio climático. Ramírez, junto con su equipo, ha estado investigando desde 2019 la vulnerabilidad de estos ecosistemas, financiados por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de México.

La riqueza y fragilidad de los bosques de niebla

Los bosques de niebla, que se extienden desde México hasta Panamá, representan apenas el 1% de la superficie de la región. Sin embargo, albergan más de 6.000 especies de plantas vasculares, lo que equivale al 18% de la diversidad vegetal de Mesoamérica. A pesar de esta riqueza, menos del 20% de estos bosques están protegidos, lo que los hace extremadamente vulnerables.

Ángela Cuervo, coautora del estudio y académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que estos bosques son uno de los ecosistemas más frágiles de México. La falta de datos precisos sobre el desplazamiento de las especies complica la tarea de conservación.

Innovación en el estudio del desplazamiento vegetal

Ante la escasez de censos arbóreos regulares en Mesoamérica, los investigadores recurrieron a métodos innovadores. Utilizaron datos del Global Biodiversity Information Facility, combinándolos con imágenes satelitales para rastrear el movimiento de 1.021 plantas en los últimos 30 años. El estudio reveló que alrededor del 36% de estas especies se han desplazado hacia zonas más altas.

“Es una señal importante de que los impactos ecológicos que está dejando esta crisis son más complejos de lo que creemos”, advierte Santiago Ramírez Barahona.

El cambio climático y la deforestación están alterando las condiciones climáticas, dejando a las plantas más sensibles atrapadas. Para muchas, moverse hacia abajo no es una opción viable debido al calor extremo, mientras que las altitudes más elevadas presentan el riesgo de temperaturas demasiado frías.

Implicaciones y desafíos futuros

El desplazamiento de las plantas no es uniforme. Ramírez compara el fenómeno con el comportamiento de una multitud de cucarachas al encenderse una luz: cada una corre en una dirección diferente. Sin embargo, en el caso de las plantas, las relaciones simbióticas y los equilibrios ecológicos forjados durante milenios están siendo desintegrados por el cambio climático.

Esta desintegración podría tener consecuencias significativas para los humanos, ya que muchos de estos ecosistemas son vitales para el suministro de agua. Ramírez recuerda sus visitas a los bosques de niebla, donde la humedad es tan intensa que, aunque no llueva fuera del bosque, dentro se siente una llovizna constante.

El estudio resalta la necesidad urgente de proteger estos ecosistemas y mejorar la recopilación de datos para comprender mejor los movimientos de las especies. La preservación de los bosques de niebla es crucial no solo para la biodiversidad, sino también para las comunidades humanas que dependen de ellos.